Restaurante con decoración kitsch que sirve buenas especialidades indias
Todo empieza con una decoración deliciosamente kitsch. De las paredes rosas cuelgan cuadros de alto brillo. En el suelo, una alfombra burdeos hace inaudible el sonido de los pasos. Una suave música india arrulla los oídos. Como aperitivo, un crujiente pastel de comino. Dicho esto, no hay por qué tener prisa si se elige esta dirección. Los platos son buenos. El naan con queso es excelente, pero tenga cuidado de no lanzarse demasiado rápido, ya que los platos son copiosos: el murghi biryani (12 €), un plato de pollo con arroz perfumado, o el murghi kurma (11 €), una gran especialidad de pollo con nata y pistachos, y por qué no probar un khulfi de postre: un helado indio de coco, pistacho y anacardos. Por último, la cuenta llegará en una cajita de madera rodeada de especias y canicas dulces.
Personnel agréable
Mais tables vraiment serrées et une chaleur dans le resto cata
Ça gâche un peu ....