No tienes que pelar la carta para elegir la comida, elegir el buffet. Está a voluntad y todos los componentes de los menús están reunidos, entrante, plato y postre. Sushis, sashimis, yakitoris, fideos salados, arroz cantonés, nems, samoussas, lichees, plátanos fritos… En la cocina, como los peces rojos, los cocineros observan detrás de una cristalera el alimento que acaba de faltar en el buffet… y lo preparan enseguida. El restaurante es amplio (es poco decirlo) y sigue sobrio a pesar de la presencia de algunas esculturas y cuadros típicos. Con el bufé, situado en pleno centro de la sala, no te puedes perder. Por la noche se sirve un cóctel. Hay una gran clientela asiática y varias cenas de negocios a mediodía. Por la noche, el ambiente es más familiar. Acompañe su plato de vino blanco (sushi wine). Y atención, aquí el desperdicio no tiene lugar. Si te sirves en el buffet, puedes saber que cualquier porción servida y no consumida te recibirá 2 euros. Nunca visto. No tan estúpido para evitar el despilfarro. Pero, de golpe, no se sabe si todavía hay hambre.
Accueil souriant et personnel arrangeant. Déco vraiment magnifique. Je recommande !
Sorti avec 35€ d'addition et encore faim.
On a tous adoré, le poisson est vraiment très bon et l acceuil est chaleureux !
On y retournera avec plaisir !