LES TROIS MARCHES
Este antiguo restaurante, que lleva quince años en el simpático Patrick Quillet flora, es la Francia de antaño por su entorno rural y sus dos grandes salas acogedoras donde crepite un fuego de chimenea. Un fuego que no es sólo decorativo, ya que está alimentado por madera de roble y de hayas, que sirve para asar las parrilladas: costilla de buey, entrecruzada, red falsa. Patrick se ha enamorado de la carne de Aubrac e importa desde hace algunos años su carne de la ciudad conocida también por sus cuchillos, Laguiole. Para el chef, la carne mayennesa no puede compararse con la de Aveyron. La calidad gustativa es, por tanto, la prioridad del restaurante, pero los precios de las tardes del mediodía son asequibles y la elección no falta. Se proponen media docena de platos de resistencia y postres (la tortilla noruega o el pastel tatino). El trato es encantador, familiar incluso, ya que muchos comensales son habituales. En cuanto a las tres escalas de esta albergue, con piedras vistas, que data de 1885, existen, aunque puedes eludirlas…