Desde los primeros días de la primavera, las persianas desplegadas en la terraza florida del comercio, dan un aire de vacaciones en el centro de la pequeña plaza. En el interior, la sala del restaurante, renovada, es un verdadero concentrado de sol con las cortinas color rojo ladrillo, las paredes de un amarillo luminoso en armonía con los cuadros, los manteles amarillo pastel y las lámparas originales que aportan elegancia. Todo ello da a un ventanal con vistas a la naturaleza circundante. Mientras que Patricia está en la sala, Thierry, en el horno, fuma sus peces en su propio ahumadero y confíe su foie gras fresco. Se proponen otras sugerencias en menús o a la carta, como la milla de nuez de vieiras a los cangrejos y el crujiente de las frambuesas. En el período de caza, la carta da lugar a la caza anunciando, por ejemplo, la espalda de bicho a los champiñones del bosque. Una buena cocina tradicional totalmente honesta.
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