RESTAURANT LA FERME
Una vaca, una gallina, unas botas de heno, no te puedes perder esta magnífica fachada que da inmediatamente el tono del restaurante, en perfecto acuerdo con su nombre. Desde los primeros pasos en el interior, nos seduce este ambiente arbolado y cálido. Espadas de maíz, rasguñas, palas, colchones… El techo, las paredes están repletas de objetos variados y variados de la granja, y no se puede evitar que se extiendan los detalles de esta sala en la que no se ha dejado nada al azar. Una vez que la decoración es plantada, sólo te queda comer las numerosas especialidades queserías de la casa: tartiflette, fondue savoyarda, raclette (mínima para dos personas), u otras patatas a base de queso fundido y embutidos. Pero cuidado, pequeños estómagos se abstienen, los platos son copiosos y tendrás que guardar espacio para el postre. Fuente de chocolate o crepe party, todo un programa. Los empleados son como el restaurante, acogedor, y el servicio es impecable. Una buena sorpresa para todos los golosos.