El Djurdjura, instalado hace unos veinte años en el corazón del barrio de San Nicolás, te ofrece un poco de exotismo. Sea decorativo, con platos con motivos orientales colgados en las paredes y el narguilo colocado en el bar o culinario, con sus platos magrebíes, que forman parte de los mejores de la ciudad. En la entrada, los bricks son de honor: de huevo, cordero, pollo o marisco. En el plato, cuscús y tajines son los imprescindibles. Se pueden componer diversas carnes según nuestros deseos y nuestro apetito. Una cosa es segura, siempre son de excelente calidad, con verduras cocidas impecablemente. Los postres se reducen a los pasteles orientales confeccionados artesanalmente y que concluyen ideal la comida, por qué no con un buen té con menta. Por otra parte, apreciamos el trato muy agradable y la terraza, agradable en los días soleados. Un valor seguro.