Restaurante con un ambiente agradable que ofrece una selección de platos, incluidos los clásicos.
En un pequeño pueblo típico del Vexin, este restaurante es el lugar ideal para pasar un buen rato, antes o después de un paseo en la región. La casa abrió sus puertas en octubre de 2013 con un nuevo equipo. Stéphane y Shirley te acogen en un entorno restaurado, sobrio y natural: piedra vista, paredes de tonos cálidos y chimenea donde un buen fuego crepita en invierno. Podrás degustar ravioles de champiñones y crema de foie gras o un carpaccio de buey con cuchillo. Después encontramos clásicos: filete de buey Rossini y su lonja de foie gras, mejilla de cerdo con zanahorias. Los postres son caseros: crema quemada, tiramisú o brillo como pan perdido. A veces el servicio es un poco largo, pero los lugares agradables lo permiten.