KHANKLUAY
En el interior de la sala, en el borde de una ventana, la meseta de fruta fresca y de bastoncitos odorantes sirve para alimentar las mentes. Miramos los frescos en las paredes, las mesas de madera oscura que contrastan con los paneles anaranjados. Tenemos la sensación de entrar en una casa asiática donde los platos son exquisitos. Los brochetas de pollo marinado rivalizan con mullidos y crujientes. La sopa de limón y de camarón es untuosa y perfumada. Los fideos salpicados de verduras embalsaman los condimentos tailandeses con un toque de salsa de soja. El colin de Alaska está recogido de curry rojo delicadamente picante. El arroz de piña ofrece un delicado sabor frutal. Saboreamos… En postre, tomaremos la castaña de agua con leche de coco o el flan tailandés. Y luego un té verde para terminar.