En un momento en que el edificio lucha por recuperar su antigua popularidad, la instalación suspendida Crescendo, de Stephen Dean, creada especialmente para la cabecera de la catedral basílica de Saint-Denis, es una gran oportunidad para descubrir o redescubrir esta joya del patrimonio francés.

A 15 metros de altura, la instalación adopta la forma de una escalera decorada con vidrieras dicroicas de colores. Un aspecto interesante es que el color del vidrio cambia según el ángulo de visión y la fuente de luz. El artista se inspiró en la historia del lugar. En el siglo XII, el abad Suger lanzó un programa de vidrieras en la iglesia abacial, imaginando una iconografía muy rica y colores resplandecientes. Las vidrieras son uno de los esplendores del emblemático monumento de Seine-Saint-Denis, y crean un marco de luz en el coro de la basílica. La instalación, en diálogo con las vidrieras, aporta un elegante toque contemporáneo. Para más información, pulse aquí.