Bistró moderno en París con una carta de antipasti, platos contundentes, mozzarella y trufa negra.
Es el último del equipo de la Pizzetta liderado por Luca Benasciutti y merece la pena. Sí, para el entorno bistró moderno con sus paredes de piedra, su mobiliario de madera, sus luces tamizadas y sus retro-iluminación. Sí, por el ambiente relajante alrededor de un Spritz, típicamente veneciano y muy de moda. Es más dubitativo en la cocina. Luca Benasciutti no lo hizo. La carta de los antipasti es muy clásica y la elección es bastante limitada. Los platos son copiosos pero un poco fadas, sólo el calamar con puré de berenjenas lleva los votos de todos los comensales. Se acoge con satisfacción las trufas negras y mozzarella, a 18 euros, aun para una entrada. En postre, se ha abandonado el tiramisú que, según las palabras de nuestros vecinos de mesa, es bastante sabroso, para el salame al cioccolato, una especie de salchicha de chocolate mezclada con galletas secas, congelado para llegar a ser difícil y que se ha presentado en lonjas con helado de vainilla. Ha sido muy bueno. La nota es bastante picante…
Même si je dois dire qu'aujourd'hui je ne jure que par la pizz napolitaine et sa pâte aérée , les pizzas au feu de bois du gallo rosso sont excellentes , bien garnies et copieuses !Une très bonne adresse même si j'irai certainement goûter celles de leurs voisins la prochaine fois ;)