DIOR
¡Nos adoran Dior! Desde 1946, donde el diseñador de genio Christian Dior conoce el Todo-París con su New Look optimista de la posguerra: faldas corolas o faldas lápiz, sombrero y cinturón elegante en tamaño de avispa. El símbolo de la mujer francesa: parisina, libre, elegante… todo un arte. Desde entonces, la casa ha hecho conmulas en todo el mundo, duplicándose en las capitales más bellas. Sin embargo, si hay un lugar histórico y auténtico, es la de la avenida Montaigne donde hay que rendirse. Se entra en un hotel especial que anuncia el buen gusto y la alta costura. En este lugar mítico, se palpa las materias nobles, se admira la vivacidad de un golpe de lápiz sobre la flexibilidad de un vestido, el caído de un disfraz de hombre, la delicadeza de una rana de un bebé discretamente sellado del famoso CD. En el número 28, se tarda delante de las joyas y relojes, otras creaciones de la casa. Los que quieran ofrecerse una parte de los sueños dudarán entre los accesorios de los que: pañuelos, zapatos, bollos, gafas de sol, perfumes (no olvidemos que la casa también está reconocida por la calidad de sus invenciones olfativas), objetos decorativos (jarrones, espejos, vajilla…) e incluso llaveros. ¡A usted!