El restaurante del mismo nombre ofrece un autoservicio elegante y moderno.
Dominique Bouchet, el chef del restaurante epónimo, se lanzó en la aventura del autoservicio elegante y moderno, todo de rojo y de gris vestido. Aquí, como en otros lugares, se toma el plato, los cubiertos, el vaso y se hace cola. Primera parada, las entradas: ensalada de col blanca con magret ahumada o terrina de pescado con verduras, o crema de lentejas servida minuto. Segunda parada, la farsa de los postres. Un cortejo de mousse de chocolate, de panna cotta a la vainilla Borbon y es finalmente el pomelo de la helada de naranja con su espuma coqueta que termina su viaje en nuestra meseta. Tercera parada, el chef asociado, antiguo de Crillon, estacionado delante de sus hornos. En el menú del día, asado de cerdo al tomillo dominado a la perfección y tártaro de pez espada muy logrado. Quinta y última parada, señora cajera, que hace la moneda con una sonrisa e indica la ubicación del microondas y de la máquina de café. Y además, como todo el mundo, nos sentamos con su bandeja en busca de una mesa.
Malheureusement je trouve ça un peu cher, même pour le quartier.
Les plats sont parfois un peu trop salés à mon goût (mais je n'aime pas trop saler)