Restaurante con colores y un ambiente de salón de té elegante que ofrece cocina clásica fresca.
Algunos dirán que la dirección es muy giratoria con sus colores acidulados (madera gris clara, tejidos sobre fondo marrón claro y bordados de rosa) y que su ambiente dispara más al salón de té elegante que el restaurante, en el sentido en que suele oírlo. En cualquier caso, la cocina clásica propuesta por Pierre Cavalier es clásica y sobre todo fresca. Carpaccio de dorada real y haddock ahumado, o burrata y surtido de tomates antiguos para atacar. Para continuar, un filete de atún mi-cocido, bastón y crema de pimientos. Para la parte postres, la originalidad vuelve al arenque al romero, crema almendra limón, higos frescos y, además, es un delirio.
Je recommande vivement.
Paul
Le personnel est souriant et accueillant. Ils ne manquent pas de faire des petites attentions particulières pour leurs clients même les plus jeunes.
Un vrai plaisir !