Un menú a la carta bien equilibrado con varios postres en un restaurante refinado.
Se desprende del lugar un pequeño aire de refinamiento y elegancia moderna en perfecta armonía con la clientela de la casa. Tabashi Yabe, el chef, regale sus habituales especialidades nippones: ceviche (crueldad y marisco, salsa yusu y cilantro), sashimi de salmón nuevo, embargado con aceite de oliva, sésamo y jengibre fresco y cortado al cuchillo japonés, esto se indica a la carta, uf nos dirá (30 euros) o incluso de softshellcrabmaki (gran rolla de sushi con centolla caliente)… Para los vegetarianos, un menú bien equilibrado es a la carta (45 euros), con un agradable agedashi tofu. Es una lástima que la carta de postres no salga de los senderos batidos (y rebatidos) por las mesas nippones, helados japoneses (9,50 euros) y ensalada de frutas (12,50 euros) no excitan la curiosidad. No olvides reservar, el restaurante está siempre lleno.
Les toilettes sont sales, la poubelle déborde et ça pue.
Sans parler de l'ambiance karaoké -kitsch du sous-sol décoré par de l'"art" chinois - ambiance synthé Hong-Kong 1980 garantie.
Inacceptable vu le montant de l'addition (90€ pour deux personnes sans excès).