Restaurante con una bonita terraza que ofrece un menú que cambia con las estaciones.
Después de la bodega, el dúo que está detrás de Parcelles, Sarah Michielsen y Bastien Fidelin, ha creado la mesa del mismo nombre enfrente, en la misma calle, en un edificio casi centenario. Manteles blancos, una decoración de bistró, una cálida acogida: aquí saben cómo recibir a los invitados y la fórmula parece ser ganadora, pues todo París se reúne ya en esta nueva dirección. Detrás de los fogones, el chef Julien Chevallier, que afinó sus cuchillos en Semilla o Justine, elabora un menú que cambia con las estaciones. En los (hermosos) platos, se puede disfrutar de buenos platos sin ninguna nota falsa. Las terrinas, en particular, merecen la pena. ¿La ventaja? La carta de vinos y la bonita terraza.
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