Restaurante discreto que ofrece platos típicos de la bistronomía parisina y una carta de vinos.
Este discreto restaurante concebido longitudinalmente, situado detrás de la Bolsa, no decepciona nunca a la hora de comer. En esta casa hay una regularidad que no podemos menos que saludar y comprendemos que los habituales sean muchos. Aquí no hay florituras: platos sencillos y típicos procedentes de la bistronomía parisina. Pero siempre encontramos el ingrediente correcto, el detalle adicional que permite poner al mejor valor los productos frescos de temporada: foie gras de pato en ópera a la anguila humo y alcacaut bretón, salmón ahumado orgánico ahumado con algas, red de mulet negro en corteza de cilantro y muselina de coco, cuadrado de cerdo ibérico asado a flor de tomillo o de cordero de cordero. Por un cuarto de hora gastronómico, la casa propone un cocodrilo con almendras y albaricoques asados al romero, un cuadrado con frutos rojos, una gastronomía de pesca blanca y otros encantadores tesoros. Además, una buena carta de vinos que propone casi 150 referencias permite regatear con dignidad. ¡Una dirección convincente!
Les portions aussi et les désserts délicieux!
Le rapport qualité-prix est parfait avec une formule à midi entrée/plat ou plat/déssert à 25€
Je recommande sans hésitation et j'e reviendrais avec plaisir :)