Pequeño bar con estrella en París que prepara un plato único: raviolis japoneses, un bocado sabroso y que se deshace en la boca.
Aquí no se toma la cabeza, pero¿qué voy a poder comer esta noche? Este pequeño bar se convierte en monomaniaco y solo encontrarás un solo y único puesto: el famoso ravioli japonés, el gyoza. La única fantasía autorizada en el comedor es el número de ejemplares que podrá comerse (8 ó 12). Esta dirección fue diseñada por Shinichi Sato, el chef galardonado del Paso 53, y esto se siente: la bocadería está decorada con cerdo de Dordoña del carnicero Hugo Desnoyer, del puerro, del jengibre y de un toque de Yuzukosho (mezcla de chile y cáscara de yuzu). Sabrosas y fundantes, estos bocados atraen una nube de golosos dispuestos a hacer cola durante mucho tiempo… En el mostrador observamos y admira la finca y la rapidez del chef.
Sont très gourmands et bien équilibrés !
La sauce ponzu était incroyable !
Déjà la cuisine était délicieuse mais le barman de l’espace au sous-sol où nous étions a amélioré notre soirée.
Très souriant et d’une gentillesse !
Des cocktails étonnants.
De belles découvertes, prix honnête pour des boissons de très bonne qualité.
Je me suis fait transporter par lui pour des choix et honnêtement, j’ai très bien fait.
Passer notre temps avec lui était agreabile
A bientôt, merci !