Restaurante con recetas perfectamente interpretadas.
Sentados en una mesa equipada con una placa eléctrica, se consulta la carta en una tabla digital, mientras que un ventilador agita delicadamente las rameras que visten la estructura aparente. Uno tiene la impresión de encontrarse en un lugar que reúne las antiguas y contemporáneas residencias del País de la Mañana Tranquila. En la mesita, descubrimos en imágenes comentadas las decadencias más famosas de la cocina coreana. Van del bibimbap a la barbacoa, pasando por el arroz saltado y el sataje picante. Estas recetas están perfectamente interpretadas y algunas de ellas tienen un aspecto espectacular. Los guisos llegan al armador, los tártaros de carne y de huevo cocinan inmediatamente en las verduras candentes. Se proponen varias opciones vegetarianas, con la pata de soja o el kimchi, en salsa ligera y sabrosa. Al postre, entre golosinas heladas o té verde, el pastel coreano resulta suave y fundado, con un sabor de castaño que caracteriza la pasta de judía roja.
Bel accueil