Restaurante apreciado por su entorno arbolado, su cocina aromática con productos de mercado y su carta de vinos.
Un restaurante que huele bien a la provincia que te gusta, tanto por el entorno arbolado cálido como por la cocina odorante: la de las salsas y carnes asadas. Aquí no se pica en unos centímetros cúbicos de un plato experimental, estamos aquí para saborear recetas generosas y de tradición, en resumen para celebrar las papilas y activar nuestros récords gástricos. Los horquillos están a su gusto para atacar un bonito entrecot, una costilla de ternera, acompañada de manzana, patatas salteadas con ajo y perejil o una cabeza de ternera salsa, otra especialidad de la casa. En temporada alta, perdreau, filete de bicho o jabalí, frirota de faisán o un civet de conejo colgarán a los amantes de la caza en este lugar, que entonces toma alambre de caza.
La cocina es de entrada al postre totalmente casero y los productos proceden directamente del mercado de Rungis. Hay que precisarlo, la carta de vinos es agradable y un pequeño digestivo como un alcohol de pera permitirá concluir en una nota tan rústica como reconfortante.
No hay notas falsas y los acostumbrados son muchos… un pequeño placer no perder.
Le grand kif.