Un restaurante con un toque exótico en un ambiente discreto y silencioso.
Es un enclave deprimente donde las mesas se articulan alrededor de la escalera que conduce a las cocinas en un ambiente discreto y acogedor, sobre todo por la noche. Madera, bambúes y espejos decorados plantan la decoración, dejando el encanto asiático. En la mesa se aprecia la sopa de pollo con leche de coco, muy original, las gambas a los 3 perfumes (litronelle, bergamota y pimienta verde fresca) con placa calentante o sellos de cebolla. En postre, el flan tailandés acompañado de sorbete de coco es perfecto. En cuanto a los vegetarianos, disponen de una carta elaborada especialmente para ellos. Una sala en el sótano con una zona de plantas verdes y una pequeña fuente es de lo más agradable en grupo.
Stimmung war sehr lustig und Essen war lecker.
Ansonsten etwas teurer aber sehr berechtigt für die Nähe zum Eiffelturm und das gute Essen.
Zudem sehr gute traditionelle Gerichte, also definitiv eine Empfehlung.