Establecimiento de París que prepara una carta de platos originales y mariscos, un croque-monsieur.
Nos habría gustado decir que un establecimiento tan bien situado, frente a la entrada principal del centro de exposiciones y del palacio de los deportes, con su apariencia de cervecería parisina típica, era el lugar dedicado para una pequeña comida en el pulgar, entre dos citas o antes de un concierto. Y, de hecho, la carta está bien hecha, los platos no son originales pero tampoco malos, incluso se proponen mariscos. Se complica un poco en el nivel del servicio, con una sonrisa aparentemente como opción. La catástrofe llega en el momento de la factura. Pagar casi tres decenas de euros por un croque-señor, patatas fritas congeladas y un refresco (que se le ha vendido para un "medio" y que se les sirve en un vaso de medio litro), sencillamente no es aceptable. Y se tiene mal para aquellos que también tendrán que pagar estas sumas. Moralidad: algunos pequeños establecimientos del barrio, y catalogados en esta guía, proponen infinitamente para más barato.
Et le service très expéditif en tout cas