Excelente restaurante libanés en París que sirve mezzes calientes o fríos, platos de cordero, frescos y buenos.
Un excelente restaurante libanés, llevado por el padre y la chica, cuya complementariedad y complicidad hacen de la cocina un auténtico momento de felicidad. Unas palabras sobre el lugar, ya bastante acogedor, bien pensado y tranquilo. El metal y la piedra acaban de dar un toque muy elegante. En el programa culinario, también pensado, encontramos las estándar libanesas: mezzados, bien seguros, distinguidos según sean cálidos o fríos, muchos platos a base de cordero. Esto es fresco, bien hecho, muy bueno. Sin embargo, se atribuye la palma a los postres. Aquí se habla de los pasteles de Jaafar, del halawet el jebn de sémola y coco a la acústica de cabello de ángel. ¡Exquisitos, excelentes!