Restaurante decorado con el gallo negro del bistró francés moderno, que ofrece un servicio amable y platos transalpinos
Con sus mesas de madera, bancos de color marrón dorado, variaciones de verde y luces de techo contemporáneas, este "gallo negro" se parece más a un moderno bistró francés que a una trattoria italiana tradicional, al menos en lo que respecta a la decoración. Porque, en el plato, no hay que equivocarse: estás aquí en tierra transalpina. ¡Y qué agradable es! La burrata elegida como entrante por uno de nosotros esa noche era todo lo cremosa que se puede desear; los spaghetti di mare (con tinta de calamar) una delicia y los cannoli con crema di ricotta una delicia, por nombrar sólo algunos. Por las miradas de sus caras y platos, nuestros vecinos también estaban disfrutando. Un placer potenciado por la amabilidad del servicio.
On y va régulièrement et on a jamais été déçu.
Je recommande!!