LE VIN QUI DANSE
Una dirección popular por su decoración de bistró, su menú corto donde todo es fresco y bueno, y su muy buena relación calidad-precio.
Lucie y Tony se desvanecen en este lugar que fue en otros tiempos un convento. Una bonita fachada gris gris oscuro, contemporánea, esconde una verdadera pepita. Decoración bistró donde reina en medio de la sala de buenas butaneras que nos salvan los ojos. Todas están al mismo precio (25 euros) y todas ellas se seleccionan en directo en los viticultores. Buen punto, pero no ha terminado. Una carta corta (4 entrantes, 4 platos y 4 postres) donde todo está bien fresco y bien preparado. Tartare de bar, pomelos y soja para empezar. Bacalao, hortalizas y salsa virgen para continuar. Y clafoutis-pistacho para terminar. Francamente, nada que decir. Todo era bueno -incluso el pan-, bien presentado y en cantidad suficiente. El servicio además es sonriente, eficaz, y Tony no deja de explicar la procedencia de sus vinos. Uno de los mejores establecimientos a nivel de calidad-precio en el barrio de los Gobelins.