Dirección parisina que prepara cocina china y una especialidad de la casa: pollo de corral al vapor.
En el escaparate de los patos que sólo esperan a ser lacados. Dentro de un lugar que no paga una mina y una carta que no termina. Los amigos chinos del barrio nos recomendaron este restaurante, pero tuvimos algunas dudas. El personal es acogedor y no duda en detallar los platos. Se ataca una deliciosa sopa de raviolis, el caldo es delicioso. Hay una de las especialidades de la casa: un pollo granjero cocido al vapor con jengibre y ciboulette. El pollo cocido de esta manera sigue siendo muy tierno. El cangrejo con sal y pimienta se ha engullido rápidamente con un gran placer… Es una auténtica cocina china con especialidades del sureste y no tiene nada que ver con la de los camareros que abundan en la esquina.
Attention à venir tôt, sinon vous ferez la queue. C'est un lieu qui peut être assez bruyant, nous partageons parfois des tables avec d'autres hôtes quand il y a beaucoup de monde donc ce n'est pas l'idéal pour un rendez-vous romantique. Mais la nourriture est vraiment de qualité !