Dirección parisina que prepara cocina china y una especialidad de la casa: pollo de corral al vapor.
En el escaparate de los patos que sólo esperan a ser lacados. Dentro de un lugar que no paga una mina y una carta que no termina. Los amigos chinos del barrio nos recomendaron este restaurante, pero tuvimos algunas dudas. El personal es acogedor y no duda en detallar los platos. Se ataca una deliciosa sopa de raviolis, el caldo es delicioso. Hay una de las especialidades de la casa: un pollo granjero cocido al vapor con jengibre y ciboulette. El pollo cocido de esta manera sigue siendo muy tierno. El cangrejo con sal y pimienta se ha engullido rápidamente con un gran placer… Es una auténtica cocina china con especialidades del sureste y no tiene nada que ver con la de los camareros que abundan en la esquina.
- Le service dépend de la personne qui vous reçoit, les serveurs sont en général agréables, mais si c'est la patronne qui vous reçoit... bonne chance pour la digestion ensuite !
- Les tables sont serrées et quand on mange seul, des gens vous gênent tout le temps, soit pour accrocher leurs manteaux au-dessus de votre tête, soit en faisant gicler la soupe ou en cassant par accident une bouteille de coca par terre derrière votre chaise où par malheur vous venez de poser votre veste...
Bref, c'est bien de prendre à emporter, si vous acceptez d'attendre des fois longtemps.