TABLE
Restaurante que ofrece platos elaborados con productos ultrafrescos y preparados de forma sencilla.
Bruno Verjus, autor, columnista y blogar, se ha puesto en la mesa durante años. Los probó, los mostró con el dedo o los elogios. Pasó al otro lado de la barrera y ahora está bajo el fuego de la gastronomía. Reina el lado de los hornos en una cocina que hace cuerpo con el comedor, los dos espacios sólo están separados por un inmenso mostrador en el que se puede acomodarse para estar cerca del espectáculo. En las dos Flamencas, se pueden contemplar todos los días 3 o 4 grandes piezas enteras (palomo de vaca Maine-Anjou madurado 9 semanas, lechón negro gastado, rodaballo de Yeu, piña botella de Benín…) para cocer. Es una cocina de sentimientos, compuesta de productos frescos, elaborada de manera sencilla para una valorización de la materia bruta. La presentación y los colores están ahí para sublimar los conocimientos del chef. La carta es muy corta y varía en función de las introducciones de los productos. Nos encontramos ante un velouté de topinambores y foie gras, espárragos verdes con huevo roto, un gallo con hierbas salvajes. Lo que es seguro: nunca se ha decepcionado. Para estos productos no reglamentados, Bruno hizo construir un escritor a la altura, en el que los materiales brutos (acero, estaño, ladrillo, pizarra) están en honor. La dirección ideal para impresionar a sus comensales.