Un lugar muy agradable que no carece de atractivos ni de buenas prestaciones. En esta antigua fábrica de tabacos, un lugar con techos altos, y animado por unos habituales que no se dejan contar. Ya no se cuentan las recompensas y el lugar es una de las garantías de la ciudad. En cuanto a los platos, los aficionados elegirán una entrada clásica o de temporada, y después podrás elegir entre platos tradicionales y creaciones más originales. El día de nuestra visita, los calabacines simplemente confiscados y la nuez de ternera eran excelentes. El servicio es eficaz aunque un poco frío. En cuanto a los postre, también se reparten entre los clásicos y los "de temporada", podrás resistirte bastante. Mención especial a la carta de vinos, inmensa y magnífica.
La cuisine est toujours au top, avec ses grands classiques savoureux : poelée d'encornets, salade d'oreilles de cochon, li-cuit de saumon pour les entrées, joue de boeuf, la trilogie tête, cervelle et langue de veau qui est une tuerie.
Bref, un régal du début à la fin.
Accueil adorable de Jean-Christophe et de toute son équipe.