A pocos minutos del centro de Troyes, en una carretera bastante transitada, se puede cruzar el umbral de este restaurante, situado en una especie de casa particular. Sin embargo, el lugar es agradable para una etapa gastronómica, una cena de enamorados, una velada entre amigos, una comida familiar o una cena de negocios. Apreciamos el entorno confortable, el espacio, la bonita terraza y la simpatía del personal con respecto a los clientes. Las empresas no se equivocan, invitando a menudo a sus clientes a uno de los pequeños salones. Aquí se juega el valor de los productos frescos y el aspecto tradicional de la cocina. La carta se renueva cada seis meses. Cómodamente sentado alrededor de mesas sabiamente elaboradas, estás dispuesto a degustar. En nuestra opinión, el conjunto es un poco rígido y no muy romántico… ¡Pero es un lugar seguro!
Accueil, service au top. Quand aux plats servis, de la créativité, des saveurs et une présentation recherchée.
Détail très apprécié ... déjeuner sur une table nappée....
Merci à toute l'équipe du chef Pierre Van Wynsbergue.
Je recommande sans modération.
les plats sont excellents et le service au top.