Este restaurante es una oportunidad turística para pasar un buen rato en un bello entorno. Si las mesas, atípicas, en forma de barril, no son las más prácticas por su redondez, a veces incluyen un menú plancha, del Jura o del Savoy, con la posibilidad de elegir entre dos postres, o un menú más elaborado, especialmente para ocasiones especiales como el día de San Valentín o con fiestas de chucrut, por ejemplo. Los postres son caseros, con una divina mousse de chocolate, y los productos son bastante nobles. El restaurante ofrece gratines de vieira, pero también brochetas y patatas fritas más sencillas. Apreciamos - pero para ser consumidos dentro de los límites de la razón - la oferta con varios vasos y bocadillos: una solución simple y amigable, con los amigos, para no pasar demasiado tiempo hablando en el momento de la adición.
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