LES PUCES D'ORLÉANS
Antes, los chips de Orleans, sin duda tan antiguos como el primer viaje París-Orleans el 2 de mayo de 1843, se alzaban en el muelle Cypierre. Desde 1977, y después de haber sido barridos por los cambios urbanísticos en diversos lugares de la ciudad, se han instalado en la explanada del Recuerdo francés. La denominación en sentido doble, la de la historia con un gran H y de la historia con una minúscula se vuelve más importante, a la hora de bordear los numerosos lugares que ofrecen una coartada en el sueño durante esta mañana semanal. Sí, escritores como Max Blecher o Bruno Schulz han caído fascinados frente a esos desalinizados desalinientos en los que la memoria provoca meandros de deslumbración entre melancolía y deslizamiento. Sin duda, desde el trozo de trapo (de seda,¡permiso!) a la cuchara de plata pasando por los viejos ilustrados, los recorridos galvanoplásticos de 78 o 33 torres, las lozas de los libaneses o las joyas depuradas o tocs, hay todo para hacer un mundo aquí. Y es el bonito ambiente del descubrir que todo el mundo busca, estudia, a la sombra de la paciencia.