Al entrar en la tienda, las efluentes mezcladas con flores y frutas, verduras y aceites esenciales envuelven a los clientes. Esta cadena de productos de belleza bio nació en Inglaterra bajo el impulso de Mark Constantine, su fundador. Irritado por no saber lo que cometía nuestros productos de belleza, hizo la apuesta por ofrecer productos frescos, 100% vegetarianos, 84% plantas, no probadas en animales y hechos. El 60% de su gama no contiene ningún conservador y el 98% de los envases son reciclables. Esta apuesta por respetar el planeta y nuestra piel les obliga a utilizar la mejor calidad. Para alejarse de los demás, Lush eligió originalidad: perfumes gastronómicos y naturales, un diseño lúdico. El packaging recuerda caramelos, bolas de hielo… y, de acuerdo con su enfoque, los beneficios de algunos productos se devuelven a obras humanitarias. Pequeño inconveniente: En general, los productos son bastante caros.