Una dirección a la hora de comer con una mini-terraza y una relación calidad-precio inmejorable, a un paso del Vieux-Tours.
Como en casa Los manteles encerados con motivos rococó y los relojes de época con horas desajustadas marcan la pauta: aquí no nos tomamos demasiado en serio y nos tomamos la vida con una sonrisa. El servicio es amable, eficiente y rápido. Tres cualidades nada desdeñables para una buena dirección a la hora de comer, situada a dos pasos del Vieux-Tours (con una mini-terraza en la parte trasera en verano). En la carta, una selección de platos caseros, también sencillos, sin descuidar ni el sabor ni la cantidad. Con una inmejorable relación calidad-precio, esta es una dirección para recordar. Nota: puede terminar la semana aquí con un aperitivo el viernes por la noche, y puede reservar para comidas privadas.
Superbe ambiance dans un lieu familiale où on se sent comme à la maison
Ambiance assurée, tout le monde se connait !