Breve historia del cine bahreiní

Aunque en la actualidad la industria cinematográfica sigue siendo relativamente pequeña, debido a la falta de apoyo estatal y a una política de desarrollo del sector privado, la historia del séptimo arte en la isla se remonta a hace más de un siglo. El primer rastro de un cine en el futuro Reino de Bahrein, entonces bajo protectorado británico, se remonta a 1922. Instalado por el empresario bahreiní Mahmood al Sa'ati, este "cine" al norte de Manama se alojaba provisionalmente en una granja y funcionaba con un proyector importado. No fue hasta 1937 cuando se estableció formalmente en el país el primer cine oficial, fundado por Abdulla Al Zayed & co. Cuando se inauguró, proyectó la película egipcia Weddad, una gran producción musical inspirada en Las mil y una noches, que lanzó la carrera cinematográfica de la famosa artista egipcia Oum Kalthoum. Un cine que, en 1939, acogió la visita diplomática de Abdelaziz ibn Saud, fundador de la actual Arabia Saudí.

En aquella época, la mayoría de las películas proyectadas eran egipcias, con algunas estadounidenses, a pesar de las reticencias de los asesores británicos de los emires gobernantes, que temían que la introducción del cine entre la población destruyera los valores tradicionales o comprometiera el orden público. A pesar de ello, parece que las películas del Oeste fueron bastante populares durante este periodo, al igual que las primeras películas de Tarzán.

En la segunda mitad del siglo XX, los cines florecieron en Manama. En la década de 1960 había ocho, mientras que en Muharraq se inauguró el cine Al Jazira, que sigue funcionando hoy en día. Los esfuerzos por revitalizar la industria cinematográfica bahreiní se confirmaron con la creación en 1967 de la Bahrain Cinema and Film Distribution Company (ahora Cineco), que comenzó a explotar el Awal Cinema, el Bahrain Cinema y el Al Nasr Cinema al año siguiente. Esta tendencia continuó con el desarrollo de multicines modernos y la apertura en los años 90 de varios complejos que siguen en funcionamiento hoy en día, como el Novo Cinema Seef Mall de Muharraq y el EPIX Cinema de Manama.

Sin embargo, las producciones nacionales siguen viéndose abrumadas por el dominio de las industrias culturales egipcia e internacional, que ocupan la mayoría de las pantallas de estos cines. Fue gracias al trabajo de Khalifa Shaheen, fotógrafo y documentalista considerado el padre del cine bahreiní, que el país produjo sus primeras películas. Basándose en su experiencia fotográfica y a petición del gobierno, Shaheen y sus equipos documentaron las noticias del país en árabe e inglés y las proyectaron en cines de todo el país. Shaheen también apareció en la película Hamad y los piratas (1971), una producción de Disney rodada en parte en el recién independizado Reino de Bahréin.

En 1990, Bassam Al-Thawadi dirigió el primer largometraje bahreiní, Al Hajiz o La barrera, un drama que describe las complejas relaciones que rigen los corazones de hombres y mujeres y que a veces les impiden comunicarse. Cineasta prolífico, ha realizado numerosos cortometrajes y programas de televisión, y es actualmente una de las figuras más destacadas de la industria audiovisual nacional. Su tercera película, A Bahraini Story (2006), sigue las tribulaciones de una familia bahreiní durante la Guerra de los Seis Días, y ha sido ampliamente distribuida en el mundo árabe. Más recientemente, el cine bahreiní se ha dado a conocer internacionalmente gracias a sus cortometrajes. El cineasta Saleh Nass fue aclamado en Cartago por su película PickUp (2015), y en Berlín en 2017 por The Wedding Dress, que él mismo editó. Paralelamente, el director Mohamed Fakhro explora el cine de género con Cloven (2018), un terrorífico cortometraje basado en el cuento de Hemrat al Ghailah, un monstruo mitad mujer mitad burro que supuestamente devora a los niños que juegan al calor de las tardes bahreiníes en lugar de hacer caso a sus padres. Por último, Zeeshan Jawed Shah, especializado en efectos especiales para el cine bahreiní, ha trabajado en varios largometrajes como Gilgamesh Pearl, ParaNorma y Dead Sands, producidos en la década de 2010.

Bahréin en las pantallas internacionales

De las pocas películas internacionales que se han rodado en el país, quizá las más conocidas sean las protagonizadas por el circuito de Fórmula 1 del país. Los documentales Schumacher (2021) y Hunt Vs Lauda: La nouvelle génération (2022) llevan a la pantalla este lugar emblemático del automovilismo, a través de historias de vida épicas y emocionantes. La serie Tash Ma Tash (1994-2023), mucho más conocida en el mundo árabe pero poco conocida en los países francófonos, hizo varias paradas en el Reino de Bahréin durante los numerosos viajes y desplazamientos emprendidos por su equipo a lo largo de los 560 episodios de la serie. Construida como una sátira social, que recuerda a programas estadounidenses como Saturday Night Live, la serie -formada por sketches cómicos con personajes únicos y a veces recurrentes- fue uno de los primeros medios de comunicación en criticar abiertamente a la sociedad saudí a través de temas sensibles tratados con sorna. Desde las relaciones íntimas a la religión, la cultura y la política interior y exterior, los numerosos episodios han sido noticia nacional e internacional gracias a las extravagantes y divertidas actuaciones de los cómicos Abdullah al-Sadhan y Nasser al-Qasabi, y a su ingeniosa y mordaz escritura. Se pueden encontrar muchos extractos de la serie en Internet, subtitulados por los aficionados.

Junto a estas producciones televisivas, el cine indio también ha hecho incursiones regulares en Bahréin. En 2001, los cineastas Abbas y Mastan Alibhai Burmawalla rodaron algunas escenas de Ajnabee, un thriller y un grandioso musical de Bollywood.

Quizá descubra usted mismo alguna de estas pepitas en el Festival de Cine de Bahréin, que se celebra todos los años en octubre. Es una oportunidad para descubrir la riqueza del cine árabe e internacional.