Artificialización de las costas
Para hacer frente a la falta de espacio en su pequeñísimo territorio, Bahréin invierte en el mar construyendo islas artificiales. En el sureste del Estado surgen las 15 islas en forma de media luna o de pez de Durrat Al Bahrain, un complejo residencial de lujo. Al norte, el complejo Diyar Al Muharraq ocupa una superficie de más de 12 km2 y se ha construido como una ciudad de pleno derecho, con tiendas y viviendas en lo que antes era territorio acuático.
Y ahí radica el problema: estas islas artificiales están alterando profundamente el litoral. La flora y la fauna que antaño habitaban la costa han abandonado por completo la región. Por desgracia, este fenómeno no se limita a la costa de Bahréin, ya que países como Qatar, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos están utilizando los mismos métodos para construir islas artificiales en todo el Golfo Pérsico.
Una de las criaturas marinas más afectadas por estas construcciones es el coral. De hecho, varias zonas de dragado, es decir, el lecho marino del que se extrae el material que formará las futuras islas, están situadas en arrecifes de coral o cerca de ellos, y sus sedimentos cubren los corales, que acaban asfixiados. A la inversa, algunas islas nuevas se construyen directamente sobre arrecifes, como en el caso de Fasht Al Adhm, un proyecto de archipiélago artificial que toma su nombre directamente del arrecife, uno de los mayores del Golfo, que cubrirá en una superficie de más de 100 km2. Muchas de las especies vivas que utilizan los arrecifes como hogar o lugar de cría también están viendo disminuir sus poblaciones. Esto es especialmente cierto en el caso de los peces payaso y las rayas. Un estudio realizado en 2009 por el Parlamento bahreiní y la Sociedad para la Protección de los Pescadores concluyó que de las 400 especies de peces que antaño frecuentaban las costas del Estado, sólo quedan 50 en la actualidad. Sin embargo, esta situación repercute directamente en la humanidad, ya que los pescadores regresan cada vez más con las manos vacías o se ven obligados a aventurarse cada vez más lejos para llenar sus redes, a veces incluso en aguas territoriales de Estados vecinos, lo que provoca conflictos.
Calentamiento global
Se considera que este Estado insular es el país del Golfo Pérsico más amenazado por la subida del nivel del mar vinculada al calentamiento global. Con 161 km de costa y un territorio especialmente bajo, con un punto más alto de sólo 134 m, Bahréin es muy vulnerable. Para colmo, la población se concentra en las zonas costeras más bajas, que culminan a menos de 5 m sobre el nivel del mar. La urbanización de estas frágiles regiones está provocando una importante erosión, lo que significa que el litoral se hunde y deteriora.
Al mismo tiempo, el agua sube a un ritmo de entre 1,6 mm y 3,4 mm al año, lo que podría provocar una subida de al menos 50 cm de aquí a 2050. Se calcula que entre el 5% y el 18% del país podría entonces quedar sumergido. Más allá de estas suposiciones, las consecuencias de la subida del nivel del agua son ya muy reales, puesto que los acuíferos, las masas subterráneas de agua potable utilizadas para el consumo humano, son infiltrados regularmente por el agua salada del mar.
El calentamiento global también nos está golpeando de lleno con temperaturas cada vez más altas que podrían incluso acabar haciendo el país completamente inhabitable. En el verano de 2023, las temperaturas se estancaron entre 40 y 45°C, con un nivel de humedad del 85%, debido a la evaporación de las aguas del Golfo bajo un calor tan extremo. La estación batió el récord de consumo eléctrico del país, con los sistemas de aire acondicionado funcionando a pleno rendimiento.
Y sin embargo, a pesar de ser una de las principales víctimas, Bahrein contribuye muy activamente a las emisiones deCO2, responsables del calentamiento global. La industria del petróleo y el gas, en la que se basa su economía, es una de las principales emisoras. Bahréin es el sexto país del mundo con mayores emisiones de dióxido de carbono per cápita. Recientemente, ante el inminente fin de sus reservas de petróleo, Bahréin ha invertido mucho en energías renovables. Esta nueva economía va acompañada de promesas de sostenibilidad, y el Estado se ha comprometido a reducir sus emisiones en un 30% de aquí a 2035, al tiempo que pretende reverdecer su territorio y cuadruplicar sus manglares, que lo protegen de la subida del nivel del mar. De momento, hasta el 95% de los manglares de algunas zonas ya han desaparecido como consecuencia de la artificialización del terreno. Sin embargo, estas buenas intenciones medioambientales tienen que conciliarse con la poderosa industria petrolera, como se desprende de la estructura del gobierno, que incluye un "Ministerio de Petróleo y Medio Ambiente", dos objetivos difícilmente compatibles..
Las zonas protegidas como oasis de biodiversidad
El país cuenta con varias zonas protegidas, esenciales para salvaguardar su flora y fauna, aunque son muy pequeñas e insuficientes en número. La reserva de vida salvaje de Al Areen, en el oeste del país, se ha creado sobre una superficie de 5,4 km2 para que sirva de reserva a los seres vivos autóctonos. Aquí se mantienen en cautividad algunas especies animales amenazadas de la isla, sobre todo para participar en programas de reintroducción. Una parte del parque está reservada exclusivamente a los biólogos, mientras que la otra sólo puede visitarse si se va acompañado de un guía. Las islas Hawar, una cadena de islotes frente a Qatar, que las codicia desde hace mucho tiempo, constituyen la única reserva natural importante del Reino. Sólo hay algunos edificios en una de las islas, pero el archipiélago en su conjunto es una prístina reserva protegida, hogar de algunos mamíferos muy raros y, sobre todo, de aves. Las aguas territoriales de las islas Hawar también son objeto de un programa de conservación. En las dos últimas décadas, Bahréin ha empezado a preservar zonas marinas como la reserva de Hayr Bulthama, en el norte, declarada zona marina protegida en 2008.