Los mejores alojamientos Etiopía

Se trata de un ecolodge excepcional en Etiopía, pero hay que sudar para llegar hasta él, ya que después de visitar Asheton Maryam, hay de 5 a 6 horas de subida a Lalibela Hudad. Puede pedir que le lleven el equipaje (y a uno mismo) en mula. Al llegar, la increíble vista del campamento sorprende: un conjunto de tukuls tradicionales, hechos de piedra y barro seco con techo de paja, que pueden acoger hasta tres personas. Nadie sabe cómo se las ingeniaron para montar estos magníficos armazones de madera maciza, y al dormir en ellos el confort es óptimo. El campamento funciona con energía solar, pero todas las cabañas ofrecen un alto nivel de confort gracias al mobiliario. El restaurante sirve buena comida y la bienvenida de Mesfin y Derebe es fantástica. Se debe llevar ropa de abrigo debido a la altitud a la que se encuentra. Una colonia de babuinos gelada cohabita en esta bonita meseta y suele recoger brotes de hierba a la vista de todos.

Albergue de 9 habitaciones dirigido por un belga en un entorno agradable. La gran mayoría de las habitaciones disfrutan de una vista de pájaro sobre el lago del cráter de Babogaya, donde se puede nadar sin riesgo de esquistosomiasis o ir en canoa, kayak o barco a pedales. Dispone de habitaciones agradables y acogedoras, decoradas en un estilo tradicional y casi todas con vistas al lago. Las casas rurales, alejadas del edificio principal, cuentan con habitaciones estándar y de lujo. Ofrecen café, té y limoncello gratis; además de pescado fresco del lago y ensaladas de las huertas locales. Excelente lugar para la observación de aves y tortugas con un ambiente muy relajante. Es posible alquilar un coche para visitar la zona. El establecimiento casi ha duplicado sus precios en los últimos años, una aberración teniendo en cuenta su  nivel. Eso sí, tiene minigolf, tenis, sauna, spa con masajes y tienda de arte.

En el corazón del pueblo rastafari hay un sorprendente albergue situado en un entorno paradisíaco, un verdadero remanso de paz que pertenece a Alex, Sandrine y sus hijos. Una familia franco-etíope encantadora y acogedora que ofrece buenos consejos para visitar la región. Para quienes quieren vivir la experiencia rasta y conocer mejor el pueblo, este es el lugar ideal. El alojamiento consiste en cinco tukuls tradicionales de bambú cuidadosamente decorados, de estilo sidamo u oromo, así como tres más pequeños con ducha común, situados en el edificio principal. Cuenta con un buen restaurante vegetariano y ofrece la posibilidad de organizar excursiones a Wondo Genet y a los lagos de Awasa y Ziway.

A unos 3 km de Turmi, este camping comunitario sombreado por mangos constituye una excelente alternativa a los hoteles de Turmi. El sitio, a orillas del río (generalmente seco), atrae a monos y muchas aves. Posee duchas, aseos e instalaciones para cocinar. El pozo, a la entrada del campamento, ve desfilar durante todo el día a las mujeres y a las niñas hamer que se encargan de traer el agua. Las personas que no tienen tienda propia pueden alquilar una. También dispone de tres tukuls muy sencillos con dos aseos y una cocina con agua, nevera y generador eléctrico.

Es el mejor alojamiento de Turmi y uno de los más cómodos del valle del Omo, por lo que a menudo está hasta los topes. Este ecolodge ofrece veinticinco tukuls redondos, cómodos y bien decorados, con pintorescos techos de makuti que por la noche dejan pasar un poco de frescura. Las habitaciones disponen de baño privado, mosquitera y wifi. Para presupuestos reducidos, también cuenta con diez agradables plazas de camping elevadas sobre una losa y resguardadas bajo un grueso techo que las mantiene frescas, para mayor comodidad. Algunas están equipadas con camas, otras no. También dispone de cinco bloques sanitarios y cocina colectivos (una para 2 personas), lo que es suficiente para no amontonarse. Los platos que se sirven en el restaurante, incluyendo las verduras de la huerta, son de alta calidad. Es el mejor lugar para comer de la zona. El espacio, en medio de la naturaleza, y el servicio son muy agradables. Después de un viaje muy caótico y agotador, el establecimiento ofrece un servicio de masajes de bienvenida. Las comunidades locales hamer están involucradas en el proyecto y cruzan el jardín a menudo para ocuparse de sus asuntos. Reuniones amistosas alrededor de la chimenea por la noche y un personal muy acogedor.

Toda una institución en Adís Abeba. El hotel más antiguo del país, antigua residencia imperial construida en 1907, el Taitu conserva un cierto encanto barroco con su estructura de madera, puerta giratoria, suelos de parquet y terraza, aunque el conjunto esté muy desgastado. Las 75 habitaciones son muy irregulares. Las ubicadas en el edificio histórico central siguen siendo las más espaciosas y encantadoras, de otra época, con mobiliario retro en su estado original, como salidas directamente de una película de los años setenta. Los baños compartidos son medievales. Así que las que tienen baño privado son las mejores pero, de nuevo, el balcón exterior no se ve muy sólido y no invita a salir. Todo está relativamente decrépito: las duchas destrozadas por el agua fría, sin una caja fuerte o una manera de cerrar correctamente la habitación desde el exterior (en el primer piso), lo que no invita a dejar objetos de valor allí. Además, un incendio destruyó parte del ático en 2015, aunque el edificio se haya rehabilitado superficialmente. Es una lástima para una joya arquitectónica así. Las habitaciones aceptables están en el ala moderna, sin mucho encanto, y a menudo suele estar llena.

Es el lugar favorito de los mochileros que quieren disfrutar de un ambiente animado (pero poco frecuentado) del barrio de Piazza por la noche. Posee además un elegante jardín y un buen restaurante de cocina tradicional que sirve un bufé vegetariano a un precio inmejorable a mediodía. El establecimiento dispone de wifi gratis.

En un notable edificio rosado sobre la avenida que bordea el lago, este hotel de 40 habitaciones se aprecia muy de los touroperadores para su modernismo y su frescura. Las habitaciones son bastante impersonales, pero cómodas, decoradas en tonos marrones con embaldosado al suelo e instalaciones sanitarias. Sólo las habitaciones del 4.o disponen de una bonita vista sobre el lago, los otros deben evitarse absolutamente, sobre el frente del edificio ante una discoteca ruidosa. Bonita sala de restaurante con pozo de luz central (cocina muy correcta). En resumen, una dirección agradable que justifica el suplemento. Ceremonia del café, Wifi, recepción y servicio atentos.

Apartado y tranquilo, este modesto hotel ofrece habitaciones sencillas y confortables con camas con mosquitera, pero a veces oscuras, húmedas y raramente limpias. Agua caliente intermitente, al igual que la electricidad, pues el hotel no tiene generador. Es mejor preguntar por las habitaciones de atrás, que son un poco más caras, más espaciosas y tranquilas. Sin embargo, en comparación con otros alojamientos, es demasiado caro considerando la falta de mantenimiento y equipamiento (ni siquiera un generador...). El restaurante ofrece comida etíope e internacional y tiene una agradable terraza. Posibilidad de acampar y wifi.

Alejado de la ciudad, en un jardín, el lugar es tranquilo, pero las habitaciones están algo deterioradas y los precios han subido hasta el límite para la calidad del establecimiento. Hay diferentes tipos de habitaciones, siendo las más aceptables las del ala nueva, ya que las otras están en mal estado y son demasiado caras. Hay que insistir en tener una habitación nueva al precio tradicional, puesto que el hotel está aprovechando la clientela proveniente de las ONG internacionales establecidas en la zona para duplicar sus precios. Ofrece servicio de restaurante.

Las habitaciones de este moderno edificio de dos plantas son limpias y bastante cómodas. Disponen de un pequeño televisor, mosquitera y una ducha con agua caliente en un baño privado, y están provistas con una buena conexión wifi. Por otro lado, es mejor evitar la parte antigua. El establecimiento es apreciado por las agencias de viajes, pero sigue siendo austero y muy básico. Bar-restaurante correcto dadas las dificultades de suministro, con un jardín florido y sombreado por mangos, con un horno para pizza y un buen hilo de música ambiental. Es un lugar tranquilo por la mañana, pero con una ubicación céntrica frente al mercado, una rareza en Jinka.

Este lodge, ubicado en el corazón del bosque de Menagasha, es uno de los alojamientos más bellos de la región: da la impresión de estar aislado del mundo. Cabe recordar que fue una residencia real bajo el reinado de Haile Selassie. Es conocido por sus aguas termales y ha sido renovado recientemente. Es un lugar relajante con tukuls muy cómodos y amueblados con mucho gusto (cada habitación está decorada según las tradiciones de un grupo étnico etíope diferente). Dorze es la habitación más grande y bonita del lodge. Sus dos piscinas, una interior y otra exterior, reciben agua termal (a 40 °C). Los colobos, los dicdics, los damanes y las aves multicolores pasan con frecuencia por el jardín. Se recomienda ir en la estación seca para acceder al cráter por la pista.

Ubicado a orillas del río Omo, este lodge ofrece ocho confortables bungalós equipados con baños con agua caliente pero mal atendidos, bastante deteriorados para el precio que piden, aunque su presencia es un milagro en esta región salvaje y remota. Si bien se construyó para la caza, la conversión del sitio en un lodge de ecoturismo supone un éxito. También tienen terrazas sombreadas con vistas a un jardín desde el que se pueden ver monos colobos guereza y muchas aves multicolores. Ofrece buena comida con muchas especialidades italianas. Además proponen diversas actividades: game drive, salidas en barco por el río Omo, senderismo y, por supuesto, visitas de aldeas locales. Para los presupuestos más reducidos también existe la posibilidad de acampar, pero hay que llevar equipo y comida propios.

Un lodge como los que se encuentran en los parques nacionales de Kenia o Tanzania, con dieciséis tiendas de safari y cuatro bungalós. Situadas en plena naturaleza a orillas del río Neri, las tiendas están colocadas sobre plataformas de madera, muy cómodas y equipadas con baño y terraza privada. Los bungalós son más rústicos y comparten baño. Electricidad constante gracias a un generador cuando hay cortes de luz, lo que es un verdadero lujo. Con mala conexión wifi, agua caliente, mosquitera y ventilador, es la mejor opción en Jinka en cuanto a comodidad y ambiente. El restaurante está situado en una gran cabaña tradicional donde se sirven especialidades italianas y etíopes, buenas comidas y desayunos. Magnífico entorno boscoso, pero con muchos mosquitos, perfecto para emprender paseos a pie o a caballo. La atención de Federico, el jefe italiano, es muy calurosa. Por otro lado, está cerca de dos iglesias que no dejan dormir por la mañana.

Este es uno de los hoteles más modernos de la cadena Lewi en la ciudad. Ofrece habitaciones lujosas y confortables, con una decoración ligeramente kitsch y una terraza privada frente al lago, con aire acondicionado en el caso de las habitaciones más caras. El camino que lleva al lago atraviesa un bonito y exótico jardín donde los monos acuden a jugar. También hay bungalós de lujo muy confortables y bien equipados aislados entre la vegetación. El lugar es muy frecuentado por familias etíopes adineradas, que suelen venir a celebrar bodas. Dispone de una gran piscina, sauna, spa (con suplemento), wifi gratis, bar y restaurante. El hotel organiza excursiones en barco cada día.

Este albergue ubicado en la carretera oeste de Nekemte atrae a muchos ornitólogos que vienen a observar la gran variedad de aves del río Didessa. No obstante, la reserva natural, del mismo nombre que el hotel, está situada a 100 km en la carretera sur de Nekemte, y tiene una extensión de 1300 km². La reserva cuenta con un bosque protegido, también atravesado por el río Didessa, y es rica en fauna (elefantes, búfalos, hipopótamos, babuinos y gacelas). Se puede hacer la reserva desde el lodge. Posibilidad de acampar.

Este es uno de los únicos hoteles de la ciudad e incluso de la región con amplias y limpias habitaciones equipadas con aire acondicionado y agua caliente, pero es caro. Su restaurante ofrece buena comida etíope.

Situado junto al Mountain View, esta pensión de ladrillo rojo ofrece unas diez habitaciones, frescas, espaciosas y luminosas. Muy bien cuidadas, están bien equipadas (ropa de cama de calidad, bonita decoración, teléfono, mininevera, agua caliente...) y algunas tienen una terraza con vista panorámica. El propietario es un antiguo guía que conoce la zona al dedillo y puede ofrecer algunos consejos sobre cómo visitarla. Wifi.