Yacimientos mayas
Único yacimiento arqueológico de El Salvador declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, el sitio arqueológico Joya de Cerén ofrece una visión de la vida cotidiana en una ciudad agrícola en el año 600 d.C. Apodada la "Pompeya de las Américas", esta aldea quedó cubierta de ceniza tras la erupción volcánica de Laguna Caldera. Como consecuencia, el yacimiento permaneció en perfecto estado de conservación hasta que fue descubierto en la década de 1970. Se descubrieron varios espacios, entre ellos un temazcal o choza ritual para purificar el cuerpo y el espíritu mediante el sudor. Esta sauna maya, que parece un iglú de piedra, simboliza el útero. Permite entrar en contacto con el Creador antes de renacer mediante este ritual.
Los mayas son famosos tanto por sus avances tecnológicos como por sus divinidades. Como politeístas, vinculaban a sus dioses con los elementos, el cosmos y los distintos mundos. En el museo Joya de Cerén se exponen objetos del yacimiento .
Los mayas concebían las pirámides como templos. Su altura también les permitía acercarse al sol, a lo divino y estudiar astronomía. En el yacimiento de El Tazumal, en Chalchupa, las pirámides surgen de la selva.
En la época maya, el sitio arqueológico San Andrés albergaba a 12.000 habitantes. Las excavaciones han revelado que San Andrés fue una floreciente ciudad comercial hasta principios del siglo XIII, cuando fue abandonada. Tras visitar las ruinas, el Museo Arqueológico de San Andrés arroja luz sobre la historia de la región.
Los primeros pintores
La inestabilidad política de El Salvador retrasó el desarrollo de las artes pictóricas. Como consecuencia, las tendencias modernas no se infiltraron en la escena artística hasta el siglo XX. Antes de eso, los pintores seguían reproduciendo obras religiosas mientras las vanguardias estallaban en Europa.
Durante estas décadas de inestabilidad, los gobiernos enviaron a algunos de los primeros pintores nacionales a formarse en Europa, sobre todo a Wenceslao Cisneros y Juan Lacayo. Pero estos jóvenes artistas prefirieron copiar a los maestros renacentistas en lugar de innovar.
Valero Lecha (1894-1976) fue uno de los padres de la pintura salvadoreña. Representó a los indígenas y todas sus costumbres antes de pasarse a la abstracción. Una parte atractiva de su obra se inspira en los vientos de octubre, los violentos vientos que soplan en otoño. Lecha creó un taller del que saldrían grandes nombres de la pintura como Raúl Elías Reyes. Desbordante de imaginación, Raúl Elías Reyes adoptó varios estilos. El paisaje marino, la arquitectura, la ciudad, el campo y la figura humana fueron algunos de los temas con los que experimentó con el color y la forma deconstruida.
Toda la historia del arte salvadoreño puede descubrirse en el Museo de Arte de El Salvador (MARTE), en San Salvador. Pintura, escultura, fotografía y artes vivas se dan cita en este moderno edificio de presentación ejemplar. No se pierda al artista del mes
Afirmación pictórica
Roberto Galicia, nacido en Ahuachapán en 1945, fundó la Galería Forma con Julia Díaz en 1968, la primera galería del país. Su obra puede dividirse en tres periodos principales: cuadrados geométricos con signos mayas pintados al óleo, obras sobre papel con inserción de objetos cotidianos, y paisajes (abstractos, urbanos, marítimos). Más ocasionalmente, sigue el movimiento minimalista y el arte conceptual.
Nacida en 1917, Julia Díaz reproduce una visión fantástica de la realidad. Los estudios de paisaje que realizó en Europa influyeron en su obra. Su estudio, creado en 1954, se convirtió en la galería Forma (calle Rubén Darío), justo al lado de donde se inauguró en 1983 el Museo Forma, el primero de su género en El Salvador.
Al mismo tiempo, Camilo Minero adoptaba una mirada crítica sobre la sociedad, adoptando el movimiento del realismo social. En 1967 fundó la Sociedad de Pintores Jóvenes Salvadoreños. Esta asociación formaría la Casa del Arte.
Carlos Caña y la abstracción
Carlos Cañas (1924-2013) se consagró como precursor del arte abstracto en El Salvador. Tras estudiar artes gráficas, en 1950 marchó a Madrid para estudiar Bellas Artes. A su regreso a El Salvador, fue ascendido a profesor de la Escuela de Arquitectura. Lideró el grupo "Independientes", opuesto al academicismo. Artista consagrado, sus murales adornan muchos lugares públicos del país. Aunque trabajó en varios estilos a lo largo de su carrera, sus creaciones están marcadas por la cultura precolombina. Se sintió aún más intensamente durante sus estancias en Europa. Sus frescos aún pueden verse en el techo del Teatro Nacional de San Salvador, con sus figuras vaporosas; el espejo de agua de la Plaza Morazán; y la Universidad Nacional de El Salvador.
Antonio Bonilla también fue muralista, pero además escultor. Fue apodado el "maestro del feísmo", el maestro de un movimiento que valoraba la fealdad. Sus obras presentan situaciones o personajes deliberadamente repulsivos.
Fernando Llort es conocido sobre todo por haber decorado la fachada de la Catedral Metropolitana de San Salvador, un mosaico tristemente destruido en 2011. Llort fundó el taller Cooperativa La Semilla de Dios en La Palma con la intención de difundir el arte entre la población. Fuertemente influenciado por la cultura maya, Llort surfeó la ola hippy y luego se enamoró de la religión católica. Su estilo mezcla modernidad con símbolos ancestrales. Con un toque de ingenuidad, combina diferentes técnicas: pintura, madera, cerámica e incluso música. Referencia nacional, expone en todos los museos, galerías y ferias del país, y en Estados Unidos, incluso en el MoMA. En San Salvador existe una tienda-museo, x.
Escena contemporánea
Galería 1-2-3 afirma ser la primera galería de El Salvador que presenta artistas internacionales. Sin olvidar a los artistas locales, expone a maestros latinoamericanos como los pintores mexicanos Rufino Tamayo y Martha Chapa.
La Galería Espacio es también un lugar ideal para descubrir pintores y escultores de toda Latinoamérica.
Enrique Salaverría (1922-2012) estudió arquitectura en México y ejerció la profesión a su regreso a El Salvador. Viajero empedernido, se dedicó a la escultura en 1978. Basadas en la figura humana, sobre todo femenina, sus obras exploran el surrealismo. Formó a artistas como el neofigurativo Benjamín Cañas.
La escena urbana de San Salvador abarca todos los medios de expresión. El talento local se expresa a través de graffiti, plantillas, carteles, frescos y esculturas temporales. En los espacios públicos se explora una amplia variedad de temas. Estos mensajes pictóricos ilustran el anticapitalismo, la justicia social, la política, los derechos de la mujer y los pueblos indígenas, entre temas más ligeros. Para localizar las últimas obras y conocer a los artistas callejeros locales, visite la página de Facebook Street Art El Salvador. Los hermanos Fabru'S son unos de los artistas emblemáticos del país y de la región de Ataco y Ahuachapán, con las Memitas, símbolo de la mujer salvadoreña.
En el barrio de Santa Fe, al oeste de la capital, las bandas hacen estragos. Pero aquí, las "maras" se pelean en las paredes. Los grafiteros se arman de pintura y se movilizan para cubrir sus placas con motivos más alegres. Con ello, reclaman sus calles. Las iniciales y los números de las bandas criminales se sustituyen por retratos sonrientes, coronas de flores, pájaros de colores y leones extravagantes. El proyecto GrafiTour, dirigido por el ayuntamiento con el apoyo de las Naciones Unidas, pretende transformar esta zona en un museo al aire libre. La idea es combatir la violencia y el miedo a través del color y la vida. Para ello, el Ayuntamiento invita a grafiteros de todo el mundo a compartir sus conocimientos con los jóvenes de Santa Fe.