2024

ROVA DE AMBOHIMANGA

Palacios para visitar
4.3/5
3 opiniones

De las catorce puertas de entrada(vavahady), siete antiguas y siete nuevas construidas por Andrianampoinimerina, solo se conserva una, de color rosa ocre por uno de sus lados y, bermellón por el otro, en el centro es de color tierra de Siena. Se necesitaron 16 millones de claras de huevo para construir el muro exterior: ¡se usaban como cal!

La vivienda real de Andrianampoinimerina (llamada Mahandrihono) se parece en muchos aspectos a la de su residencia en Antananarivo. En los tres pilares de palo de rosa se observan los niveles: el rey se escondía en el más alto cuando los visitantes entraban en su casa; dejaba que su esposa hablara con ellos, para juzgarlos mejor, y luego tiraba una piedra si accedía a recibirlos él mismo. Entonces la esposa real hacñia salir a los invitados y el rey podía bajar tranquilamente. Un dato importante: su graciosa majestad tan solo medía 1,45 m de altura.

La casa de Ranavalona III es encantadora, con sus balaustres lacados y sus balcones. Si el guía no lo hace, pídale que abra los cajones de los muebles de la habitación de la reina y le traduzca las inscripciones. Le leerá: «¡Ranavalona, dame un trabajo! ¡Ranavalona, concédeme un marido guapo! ¡Ranavalona, dame una larga vida! ¡Ranavalona, dame fortuna! ¡Ranavalona, concédeme una novia! ¡Ranavalona, dame un hijo!...» No escriba nada, está prohibido. Estos deseos están dirigidos al espíritu de la reina, que puede ayudar a los vivos.

Junto a la habitación de la reina, un mirador con ventanales vidriados domina el panorama. Esta es la sala del Consejo de Ministros. El gobierno se reunía allí alrededor de Ranavalona.

La vida de la ciudad (necrópolis real en realidad) estaba sabiamente organizada. Todos los grupos sociales estaban representados. Cada clan, que tenía un número limitado y definido de cabañas, estaba a cargo de un distrito y tenía que mantenerlo; del mismo modo, cada clan tenía campos de arroz y tenía que producir una cantidad mínima de este producto. Todos los habitantes participaban en la limpieza de la ciudad (inspecciones por los antily cada tres días). El bosque fue preservado porque era una fuente de riqueza importante (especialmente para la construcción): estaba prohibido cortar madera e incluso recogerla. No se podía beber alcohol, estaba prohibido fumar cannabis y había algunos productos que eran fady.

Recorra el recinto del rova, pasee por las fortificaciones, encuentre la piedra de los sacrificios(vatomasina) consagrada por el rey Andriantsimitoviaminandriandehibe (¡uf!).

Ambohimanga es un lugar de serenidad. Hay muchos otros restos arqueológicos esparcidos por la colina: tumbas reales en el exterior(Mahazaza), la fuente real de Adranomboahangy, la colina de Mangabe (donde se halla la tumba del adivinador-sanador-astrólogo), etc. Un día pasa rápidamente en compañía de la historia...

Una historia llena de acontecimientos, como lo demuestra el episodio de la exhumación de las tumbas reales ordenada por Gallieni en marzo de 1897. El general francés había decidido eliminar todos los símbolos de la soberanía de los Merina y mandó trasladar los restos reales de Ambohimanga a Antananarivo (incluyendo los de Andrianampoinimerina, Ranavalona I y Ranavalona II), justo un mes después de haber exiliado a la reina Ranavalona III. Un sacrilegio inconcebible. Los cuerpos fueron trasladados al palacio de los Reyes, donde se unieron a los de Radama I, que ya descansaba allí. Antes de que hubiera transcurrido un siglo, el 6 de diciembre de 1995, una nueva profanación (probablemente igual de criminal) selló aún más el extraño destino de estas reliquias soberanas.

En Ambohimanga hay algunos fady: los caracoles, los erizos, los caballos, los cerdos, las cebollas, el maíz, las calabazas y los riñones (!), pero también, como dice la tradición... ¡los europeos! No se preocupe: será muy bien recibido.

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 Ambohimanga
2024

ROVA (PALACIO DE LA REINA)

Monumentos a visitar
3.3/5
7 opiniones

La subida al Rova desde el centro de la ciudad es un paseo especialmente agradable.
Primero pasará frente al palacio de Andohalo, donde antaño se coronaba a los gobernantes (actualmente es un jardín público y un campo de deportes), y luego podrá descubrir la casa de Jean Laborde (la originaria de madera se derrumbó a principios de los años 1980).

Hacia el final de la calle Ravelojaona, un gran edificio domina la ciudad: es el palacio del Primer Ministro. Aquí vivían los Andafiavaratra, una poderosa familia plebeya. Y desde aquí Rainilaiarivony (hijo de Rainiharo), que fue sucesivamente el marido de tres reinas, gobernó hasta que el ejército francés ocupó Antananarivo. En 1960, el edificio se convirtió en la sede de la Presidencia de la República, pero un incendio lo destruyó en 1976. Hoy en día es un pequeño museo de historia en el que se pueden ver los objetos que se salvaron del incendio del Rova en 1995. Desde el frontón del palacio, las vistas sobre la ciudad ya son notables. Hibiscos, buganvillas y jacarandás: aquí la ciudad se convierte en una urbe de flores. Porches, balaustres, columnatas, galerías... Aunque varíen las formas de las casas, siempre predominan los colores rojos.
Después del palacio del Primer ministro, se pasa por una antigua oficina de correos de color ocre-rojo y se suben los últimos cien metros hasta el Rova. Y tras desviarse hasta el Rova, puede dirigirse al templo de Ambohipotsy, construido en la década de 1860, con su arquitectura típicamente inglesa. Poco después, el mirador ofrece una magnífica vista hacia toda la llanura de Betsimitaratra, donde se ubica Tana.

El palacio de la Reina es, de hecho, un verdadero complejo, compuesto por una necrópolis, cinco palacios monumentales y nueve tumbas. Construido originariamente por Andrianjaka en 1610, albergaba veintidós edificios de madera durante el reinado de Andrianampoinimerina. Posteriormente, los sucesivos monarcas intentaron embellecerlo. La única puerta de entrada (coronada por un águila de bronce enviada por Napoleón III a Ranavolana I) fue construida por el británico James Cameron en 1865.

El palacio de la Reina o Manjakamiadana («donde es agradable gobernar») es el monumento más famoso de Antananarivo. Fue erigido en 1867 por Ranavalona II sobre el palacio de madera originario, construido por Jean Laborde en 1839 (una estructura soportada por un pilar central de madera de palisandro de 39 m de altura que habrían transportado desde la costa este nada menos que 10000 esclavos). Estaba pintado de blanco y las balaustradas eran rojas y negras. Hacia 1870, James Cameron añadió cuatro torres esquineras de estilo italiano.

Tranovola («casa de plata»). Construida íntegramente en madera por Louis Gro en 1820 en varias plantas con terrazas, fue la residencia de Radama I. Jean Laborde la rehabilitó en 1845.

Manampisoa («todavía más bello»). Edificio construido para Rasoherina por el arquitecto inglés William Pool en 1867. Pintado en rojo y negro, esta serie de pasillos, balaustres, balcones y terrazas domina la Imerina. En el siglo XX se convirtió en un museo de la familia real.

Besakana («que protege bien»). Construido en 1800 para Andrianampoinimerina, fue utilizado para coronar a los monarcas y exhibir sus restos mortales.

Mahitsielafanjaka («el que es recto reina durante mucho tiempo»). La cabaña real de Andrianampoinimerina (con paredes de palisandro y techo de paja), que evoca su residencia en Ambohimanga, era un universo ordenado, racional y espartano, como este rey que, preocupado por la administración, la gestión y la unificación, despreciaba el lujo y la pompa. La cabaña contenía las pertenencias personales del rey, su cama y la de sus doce esposas. Este edificio ha sido reconstruido.

Tranofitomiandalana («las Siete Casas Alineadas»). Siete de los diez reyes que gobernaron Tana antes de Andrianampoinimerina están enterrados aquí. Los otros tres fueron, respectivamente, destronado, afectado por la lepra y derrocado.

Tumba de las Reinas. Un edificio de madera construido por James Cameron en 1868 para el eterno descanso de Rasoherina.

Tumba de los Reyes. Edificio de piedra construido por Louis Gros para el eterno descanso de Radama I. En 1897 Gallieni transfirió aquí las cenizas de Andrianampoinimerina y Radama II.

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 Tana - Antananarivo