Qué ver y hacer Valle Del Omo

Visitar este pueblo sale caro si se viaja en pareja o solo, porque hay que pagar por cruzar un pequeño río en piragua, además de los honorarios del guía y la entrada al pueblo. Los dassanech son únicos en la región, pero la interacción se centra bastante en los pájaros y las fotos, y los guías no siempre conocen bien sus tradiciones. El pueblo está muy aislado en la frontera con Kenia, y se tarda medio día en ir y volver de Turmi. Esta visita es opcional, dependiendo de si se tiene tiempo para ir hasta allí o si se quieren visitar absolutamente todas las tribus.

Es la sede de los antropólogos y otros investigadores internacionales que ejercen aquí su trabajo. Fundado por Ivo Strecker, un distinguido antropólogo que ha trabajado durante más de treinta años en el valle del Omo, el centro alberga un interesante museo dedicado a los ritos y creencias de los pueblos de la región, pero también a su confrontación con el mundo moderno. Es una mina de información sobre la vida, la cultura y las prácticas de las diferentes tribus, y también dispone de una colección de objetos, artesanía, joyas... Además, alberga una librería sobre la historia y la vida de las tribus de la zona. Un lugar emocionante situado en una colina con vistas a la ciudad y desde donde se extiende un hermoso paisaje. Hay postales y un DVD a la venta sobre la vida de los mursi.

Los guías conocen los pueblos en los que la presencia de turistas está permitida. Es interesante porque aquí el visitante descubre la vida de los arbore, que conservan tradiciones muy particulares y diferentes a las de las tribus vecinas. Se les reconoce inmediatamente por los grandes collares de perlas de colores que usan las mujeres.

Se encuentra a tres o cuatro horas en coche de Arbore. Conocido como Chew Bahir («mar salado») en amárico, y como lago Stephanie, se extiende hasta el extremo del valle del Rift etíope en la frontera con Kenia, con la altitud más baja (menos de 400 m) y más cálida de la región. La superficie inundada de esta cuenca depende de las aportaciones de los ríos Segan y Weyto. Durante la estación seca, debido a la evaporación, el lago solo cubre el 10 % de su superficie potencial, revelando vastas áreas cristalizadas por afloramientos salinos. Después de las lluvias, una población de fauna más diversa toma posesión del área, que se vuelve pantanosa, con herbívoros que atraen a sus depredadores. Esta excursión requiere de la presencia de un scout porque, sin puntos de referencia, es fácil perder el sentido de la orientación en esta vasta extensión de terreno inestable en la que la reverberación favorece los espejismos.

Las entradas y los guías deben pagarse en la oficina del parque en Jinka. Los exploradores y guías son obligatorios para acompañar a los visitantes (uno de cada por grupo) a los mejores lugares de observación de la fauna y a las aldeas mursi. La sede del parque de Mago, a 30 km de Jinka, está situada frente al río Neri. Las aldeas mursi situadas entre 60 y 100 km de la sede del parque cambian de ubicación con regularidad. Una vez cruzada la puerta de la aldea, los recién llegados son inmediatamente captados por los mursi, que buscan negociar su imagen por 5 o 10 birrs Por desgracia, es la tribu más pervertida por el turismo. Es esencial ponerse de acuerdo sobre el precio de cada foto (se puede negociar por 5 birr) y, sobre todo, ¡cuidado con intentar "robar" fotos! Aunque nada parece desanimar a los turistas deseosos de descubrir esta mítica etnia, algunos pueden sentirse incómodos ante el ardor de estos guerreros, con los que parece inútil establecer cualquier forma de comunicación. Conviene dejar un rato la cámara de fotos en el coche y, sobre todo, dar preferencia a los pueblos más remotos, que son obviamente los menos visitados, aunque acceder a ellos implique recorrer pistas especialmente caóticas. A pesar de la temperatura, conviene llevar ropa larga para evitar las picaduras de las moscas tsetsé, que a veces pululan por aquí durante la estación de las lluvias. Su presencia tiene la ventaja de alejar a los nativos y sus rebaños de las zonas protegidas del parque. Para evitar salir del parque por Jinka, es posible tomar la pista de Murlé y visitar las aldeas karo por el camino, y luego dirigirse a Turmi u Omoraté. Por supuesto, esta ruta también puede tomarse en sentido contrario. En ambos casos, conviene comprobar el estado de las pistas, siempre muy accidentadas, antes de emprender esta excursión.

Consejo inteligente. Los campamentos mursi más cercanos son los más visitados, y la interacción resulta a veces complicada porque el dinero está en el centro de todo. Siga un poco más para llegar a un pueblo menos frecuentado, aunque suponga perder unas horas: ¡no ha llegado hasta aquí para preocuparse por eso! Si continúa aún más lejos, también podrá visitar el Bodi.

Tommy es un guía hamer muy involucrado en la Asociación de Guías de Turmi que les llevará tanto con los hamer como con los karo, un poco más lejos en la ruta. Habla muy bien inglés y puede ayudarle a contratar un 4x4 por días, taxis solo de ida o mototaxis, más económicos.