Buenos productos

Berry, tierra de riquezas agrícolas, sitúa los productos locales en el centro de su gastronomía. Gracias a la pasión de los horticultores, la región rebosa de hortalizas de calidad, empezando por la famosa lenteja verde de Berry, apreciada por su fino sabor y su textura fundente. Cultivada en suelos preservados, cuenta desde 1998 con una Indicación Geográfica Protegida (IGP) que garantiza su autenticidad. Los huertos no son una excepción, sobre todo en Saint-Martin-d'Auxigny, donde las manzanas, cultivadas desde hace generaciones, seducen por su crujiente y su dulzor. Entre los productos excepcionales, la trufa negra de Berry, cuyo cultivo han recuperado actores como Berry 3 Sens en Moulins-sur-Yèvre, hace las delicias de los gourmets y florece en los mercados especializados. Berry 3 Sens también destaca en el cultivo del azafrán, el "oro rojo", recolectado con esmero para dar un toque refinado a los platos. Estas iniciativas ilustran el dinamismo de los agricultores de Berry, que combinan tradiciones ancestrales con innovación para valorizar sus tierras.

Tierra de cría y caza

Tierra de ganadería, los ganaderos de vacuno y ovino de esta región perpetúan su saber hacer ancestral para producir carnes de gran calidad. Las explotaciones locales suelen vender directamente al consumidor, lo que garantiza una trazabilidad ejemplar y un circuito corto que pone de relieve el trabajo de los ganaderos. Los carniceros locales sacan lo mejor de estas sabrosas carnes, procedentes de animales criados al aire libre y alimentados con esmero, lo que garantiza una carne tierna y sabrosa, apreciada por los amantes de la buena mesa. La gallina Berry negra, una de las razas de aves de corral más emblemáticas, destaca por su carne fina y delicada. Esta antigua raza, que estuvo a punto de desaparecer en el siglo XX, vive un renacimiento gracias a criadores comprometidos con la conservación del patrimonio gastronómico de la región. La caza también está muy arraigada en las tradiciones de la región de Berrich, aprovechando sus vastos bosques. El jabalí, la liebre y el faisán enriquecen las comidas familiares o festivas. Su intenso sabor también se encuentra en patés y terrinas, fruto de una artesanía culinaria local que florece de forma natural en las mesas berriquenses.

Del río al plato

Lejos de la costa, la tradición pesquera de esta zona geográfica hunde sus raíces en sus innumerables ríos y estanques, enriqueciendo su gastronomía con pescados de agua dulce. La carpa y el lucio, estrellas de las mesas locales, suelen sublimarse en matelote o en sabrosos filetes. Lugares emblemáticos como el restaurante C'heu l'Zib de Lignières los exhiben en platos tradicionales revisitados con talento. Pero las aguas de la región de Berry se enfrentan a un desafío ecológico: la proliferación del cangrejo de río de Luisiana, especie invasora que trastorna los ecosistemas acuáticos. Mientras amenaza la biodiversidad, sobre todo en el Brenne, este cangrejo de río ha sido invitado ahora a la cocina. Los habitantes, inspirados por los sabores del Bayou, empiezan a utilizarlo en salsas picantes y recetas etouffee, convirtiendo una molestia ecológica en una atrevida curiosidad culinaria.

La sangre de Berry

Zona vinícola excepcional, los vinos con carácter de la región proceden del Loira y de su rico terruño. Sancerre, Menetou-Salon y Pouilly-Fumé dominan la lista de denominaciones emblemáticas. Sancerre, en las laderas del Loira, tiene una larga historia: ya en la Edad Media, sus vinos tintos, elaborados con uvas Pinot Noir, eran apreciados en la corte de los reyes de Francia. El Sauvignon Blanc, introducido más tarde, dio fama mundial a sus blancos frescos y minerales. La vecina Menetou-Salon sigue una trayectoria similar, con blancos florales y tintos suaves elaborados con el mismo par de variedades de uva. Pouilly-Fumé, al otro lado del río, brilla con sus ahumados Sauvignon Blanc. Otros viñedos enriquecen esta tradición. Quincy, a orillas del Cher, obtuvo la primera AOC de Berry en 1936 con sus vivaces Sauvignon Blanc blancos, perfectos para pescados o quesos locales. Châteaumeillant, al sur, ofrece tintos ligeros y rosados frescos elaborados con Gamay, ideales para acompañar embutidos. Reuilly, más discreto, ofrece blancos frescos, tintos elegantes y rosados sutiles, testimonio de la diversidad vitícola de la región de Berry.



Una región cervecera en plena efervescencia

Desde hace algunos años, Berry vive un renacimiento cervecero marcado por el auge de las microcervecerías artesanales, reflejo del dinamismo y la creatividad de los cerveceros locales. Nombres como Ouche Nanon, también conocida por su whisky ecológico, la Sancerroise, pionera desde el año 2000, la Brasserie du Contrevent, la Brasserie des Stuarts, À Toute Bierzingue, la Brasserie de l'Arnon con su gama La Trinquette, y La Gaule, animan esta escena proponiendo cervezas variadas, poniendo de relieve los ingredientes locales y un saber hacer único. Esta moda se celebra en el Festival de la Berry Bière, que tiene lugar cada año en Vignoux-sur-Barangeon, a menudo en primavera, y reúne a aficionados y cerveceros para degustaciones y descubrimientos. Con estas cervecerías independientes, Berry se impone como una región cervecera en movimiento, que combina tradición e innovación para producir cervezas con carácter.

Dulces

Berry, tierra de dulces tradiciones, deleita a los gourmets con sus galletas, dulces y chocolates. Entre las especialidades estrella, los croquets du Berry, crujientes galletas secas con avellanas o almendras, son toda una institución, ideales para acompañar un café o un vino dulce. Otra estrella, la galleta de Nançay, de sabor delicado y textura quebradiza, es la encarnación de un saber hacer tradicional que comenzó con un error en 1953 y se ha transmitido desde entonces. En repostería, las Forestines, dulces emblemáticos creados en Bourges (no en Vierzon), destacan por su crujiente cáscara y su corazón de praliné fundente. La región también brilla por sus chocolateros tradicionales, como Mercier, con sede en Baugy, que destaca por sus refinadas creaciones desde 1912. Desde las galletas tradicionales hasta la repostería histórica, pasando por chocolates excepcionales, Berry posee un dulce patrimonio que seduce tanto a los lugareños como a los visitantes en busca de autenticidad.

Monin: de Berry al mundo

Establecida en Bourges desde hace más de un siglo, Monin es una figura emblemática de la región de Berry, célebre internacionalmente por sus excepcionales siropes y apreciada por los profesionales de todo el mundo. Fundada en 1912 por Georges Monin, esta empresa familiar ha evolucionado bajo la dirección de tres generaciones hasta convertirse en líder del mercado. Con su experiencia única y sus ingredientes cuidadosamente seleccionados, Monin ofrece una variada gama de más de 150 sabores, desde clásicos como la granadina y la menta hasta atrevidas creaciones como el cactus, la lavanda y el pan de especias. Apreciados por su intensidad y equilibrio, estos siropes son una referencia en bares, cafés y restaurantes de 165 países, adorados por barmans, baristas y mixólogos. A pesar de su alcance mundial, Monin sigue firmemente arraigada en Bourges, donde emplea a unas 425 personas, impulsando la economía local y enarbolando la bandera de la región de Berry. Siempre en busca de la innovación, como con su proyecto de reciclaje del agua lanzado en 2024, combina calidad y tradición, consolidando su posición como el mejor productor de sirope del mundo.