Qué ver y hacer Cordillera Administrativa Región

El monte Santo Tomás es un estratovolcán potencialmente aún activo. Alcanza una altitud de 2.260 metros en la provincia de Benguet. Se puede llegar en coche desde Baguio en aproximadamente 1 hora y la vista ya es muy hermosa. La montaña ofrece una caminata de 15 km salpicada de cuevas, algunas de las cuales fueron excavadas por mineros de oro, plata y cobre. La cima ofrece una magnífica vista del golfo de Lingayen. Se tarda entre 2,5 y 3 horas en llegar. Hay que salir al amanecer e ir acompañado de un guía.

Situada en Kabayan, la montaña se eleva a 2.922 m sobre el nivel del mar y es el pico más alto de la isla de Luzón y el segundo del país, después del monte Apo, en la provincia de Mindanao. Pulag significa "calvo" en dialecto ibaloi. Entre febrero y abril se celebra aquí una procesión anual. La caminata de cuatro días hasta la cima ofrece una vista soberbia del valle del río Cagayán, las cordilleras de Sierra Madre y Cordillera, y el océano Pacífico y el mar de China.

Es un volcán inactivo pero aún activo que se eleva a 1.000 m de altitud, el punto más alto de las Batanes. Entró en erupción por última vez en 1454. El monte Iraya suele tener la cabeza en las nubes; para los habitantes locales de Ivatan, este halo nuboso se forma cuando desaparece alguien querido para la comunidad. Es posible subir al volcán si el tiempo lo permite: 2 horas hasta el campamento, luego 1 hora hasta la cima; se tarda aproximadamente 1,5 horas en volver a bajar. Es imprescindible un guía, ya que el camino no siempre está bien despejado y marcado.

La ciudad de Kabayan es conocida por los enterramientos que salpican las colinas circundantes. Con las rodillas dobladas sobre cuerpos incrustados en troncos de árbol huecos, las momias datan de hace al menos 500 años y se cree que pertenecen al grupo Ibaloi. Para llegar a las cuevas se necesita un guía y una larga caminata por senderos difíciles. Se puede ir a la cueva de Timbac o a la roca de Tinongchol. Esta última tiene la altura de una casa de tres pisos y contiene momias centenarias en cavidades excavadas en la roca.

Se trata de uno de los lugares turísticos imprescindibles de Baguio. Se puede llegar en jeepney o triciclo. El parque de observación de minas es un gran lugar panorámico con espléndidas vistas de Baguio, el valle, los bosques y las montañas. Hay algunos vendedores ambulantes en el lugar. Pida un deseo lanzando una moneda a las antiguas minas. El lugar es especialmente popular a última hora de la tarde, cuando el sol tiñe el paisaje.

Este yacimiento minero, también conocido como las minas de Itogon, es una de las atracciones turísticas que mejor ilustran el mundo minero y el patrimonio cultural de los Itogon de Benguet. Los túneles interconectados son mantenidos por Benguet Gold Operations, que organiza visitas guiadas a la zona. Cuidado, los claustrofóbicos no deben entrar. Para el resto, es una visita interactiva que nos permite experimentar la minería bajo tierra. Hay un pequeño tren y el guía proporciona algo de historia durante la visita.

Es un inmenso paisaje de praderas onduladas y verdes prados que recuerdan a las Highlands escocesas. Los únicos "habitantes" que uno encuentra son unos cuantos carabaos salvajes (búfalos de agua). No hay nada alrededor, salvo una magnífica vista panorámica del mar. En Tukun, donde se encuentra una estación meteorológica, hay una vista impresionante del mar de la China Meridional y el océano Pacífico. Una visita obligada en las Batanes.

Terminada en 1908, la mansión es la residencia de verano de los jefes de Estado filipinos. La mansión alberga también un minimuseo con gran cantidad de recuerdos y obras de arte que gobernadores generales y presidentes de EE UU han ido coleccionando a lo largo de los años. Su elaborada puerta de hierro forjado está inspirada en el Palacio de Buckingham de Londres. La residencia linda con el parque Wright, donde se pueden alquilar caballos para pasear por los senderos abrigados de pinos. El lugar es apreciado por su ambiente romántico y tranquilo y sus hermosos jardines.

Además de por sus cuevas y momias, Kabayan también es conocido por estar rodeado de cuatro lagos en medio de bosques de pinos y robles y a los pies del famoso monte Pulog: el lago Tabeyo, el lago Incolos, el lago Bulalakaw y el lago Datep-Ngapos. Al igual que el pueblo, estos lagos están rodeados de misteriosas leyendas que un guía estará encantado de contarle. Hay excursiones para principiantes y desde el campamento. Por la noche, el cielo estrellado es magnífico.

Está a una hora y media a pie del pueblo en dirección a Suyo y es popular por sus formaciones minerales, estalagmitas y estalactitas. Es posible conducir hasta Suyo y caminar 20 minutos hasta la cueva. La cueva de Balangagan fue en su día un lugar de enterramiento para las tribus Igorot, y aún pueden verse varios ataúdes cerca de la entrada y otros clavados en las estalagmitas. Recorrer las salas con un guía que le cuenta todas las leyendas locales asociadas al lugar es una experiencia interesante, pero no recomendable para los claustrofóbicos.

En Alab, en el municipio de Bontoc, hay una enorme roca cubierta de grabados de flechas, arcos y representaciones humanas. Estas rocas simbolizan a los guerreros enterrados en las cuevas al pie de la roca. Se cree que estos petroglifos, de más de 3.000 años de antigüedad, fueron tallados por los primeros habitantes de Bontoc y datan de al menos 1500 a.C. Son los grabados rupestres más importantes de la Cordillera y los segundos del país.

Ivana se encuentra a 14 km al sur de Basco. Dedicada a San José, esta iglesia católica se construyó en 1775 y es un testimonio de la artesanía española y filipina. Su fachada blanca fue restaurada tras los daños sufridos por el terremoto de 2000. Ivana también alberga la Casa de Dakay, la más antigua de Batanes y Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Su antigua cuidadora, Lola Idan, siguió siendo famosa por ser una de las personalidades más fotografiadas del archipiélago hasta su muerte en 2014.

La sala de tejido de esta escuela, construida en 1905 por misioneros protestantes en el norte de la ciudad, es el mejor escaparate de la artesanía de la región. Aquí se puede ver el tejido tal y como lo han practicado los montañeses durante siglos. EWRI se ha comprometido a promover el arte indígena, en particular el arte y el tejido Igorot. También ofrece otras artesanías locales, como esculturas de madera y cestas de ratán.

Tras un paseo de 15 minutos o un corto trayecto en triciclo, se llega a la cima de las colinas de Naidi, donde se alza un faro de 20 metros de altura que ofrece una vista de 360° de la ciudad de Basco, el mar, el monte Iraya y los acantilados de la isla. El faro sirvió de base para los telégrafos estadounidenses durante la ocupación japonesa. En 1941, el faro fue bombardeado y no se reconstruyó hasta 2003. El emplazamiento con las ruinas del antiguo faro sigue siendo accesible. Al atardecer, la vista es impresionante.

Estas grandes cascadas se encuentran a una hora de ardua caminata desde los arrozales de Batad: no vayas en chanclas (¡aunque deberías poder usarlas para caminar por el agua una vez llegues!). La cascada de Tappiya desemboca en una enorme piscina natural rodeada de acantilados cubiertos de vegetación tropical. Es muy agradable bañarse allí después de la caminata. El lugar es mágico. Durante la estación de lluvias, el agua puede subir hasta 2 metros, pero durante la estación seca, sólo habrá un hilillo de agua en el río.

Situado a 15 minutos de Baguio, este museo exhibe una colección permanente del artista nacional Benedicto Cabrera, considerado el mejor artista de su generación de artistas filipinos. Pinturas del maestro, una colección de arte indígena y obras de artistas filipinos contemporáneos. Una tienda de recuerdos, una cafetería y un pequeño sendero forestal completan el agradable entorno. Un interesante museo que consigue fusionar arte y naturaleza, situado en un entorno natural bastante excepcional en el corazón de las montañas. Gustará a los amantes del arte contemporáneo

Tam-Awan significa "mirador" en ilocano. Este pueblo artístico, además de ser muy pintoresco en sí mismo, ofrece hermosas vistas de las montañas. El pueblo de pequeñas cabañas promociona a artistas locales y regionales. Se puede participar en talleres, comprar las obras producidas in situ por los artistas e incluso vivir la experiencia de dormir en cabañas tradicionales. También hay un encantador café que sirve platos tradicionales filipinos y locales, como sopa de pollo. Se lo recomendamos