Artesanía natural Jersey

En el extremo suroccidental de Jersey, el faro de Corbière es el primer faro de cemento construido en las Islas Británicas. Se encendió por primera vez el 24 de abril de 1874 y tiene 30 metros de altura. También destacan los blocaos alemanes, algunos de los cuales han sido repintados en el estilo original. La vista es impresionante y es uno de los puntos turísticos más fotografiados de la isla de Jersey. Se puede acceder al faro a través de una calzada. Tenga cuidado de no entrar en él con la marea alta, ya que puede quedarse atascado.

La playa más larga de la isla de Jersey, que se extiende a lo largo de toda la costa oeste de la isla, es de hecho compartida por tres municipios: Saint-Ouen, Saint-Peter y Saint-Brelade. Es enorme, casi recto y especialmente popular entre los surfistas, que aparcan sus furgonetas en los numerosos aparcamientos, y los senderistas, que no se cansan de recorrerlo. Numerosos blocaos la protegen, ya que era, por su forma y tamaño, un lugar de desembarco ideal y, por tanto, debidamente fortificado por los ocupantes alemanes.

Llegamos a esta sima del acantilado por un pequeño y corto camino. Aunque la cuesta parezca un poco empinada a la vuelta. Asegúrate de llegar con la marea alta para que sea más impresionante (con la marea baja no es nada especial). Verás una estatua muy kitsch de un diablo con patas de pezuña que se sumerge en un estanque verdoso. Se trata de la enésima réplica (las otras han sido robadas) de un mascarón de proa de un barco del siglo XIX que, según se dice, encalló en las cercanías y dio el nombre de "agujero del diablo" a la formación geológica.

Esta larga playa está dominada por suaves colinas en las que se esparcen bonitas casas señoriales aquí y allá. Es realmente bonito y, con (muy) buen tiempo, se puede ver Francia en la distancia. Para nadar, es mejor ir con la marea baja por razones de seguridad. Por lo demás, el kayak y la vela son actividades especialmente populares en la bahía. Limita al sur con la torre Archirondel (1794) y al norte con un largo espigón que se adentra en el mar. El embarcadero, muy popular entre los pescadores, es largo y puede ser objeto de un bonito paseo. Protege algunos barcos (¡pero también gansos y patos!). En su entrada, no lejos del popular Café Breakwater y del aparcamiento, hay una placa que conmemora a un joven de Jersey que dio la vuelta a la isla a nado. Este embarcadero victoriano formaba parte de una de las dos principales bases navales de las islas (la otra está en Alderney). El propósito era hacer frente a un posible ataque francés desde Cherburgo. La construcción comenzó en 1847 y pronto se convirtió en una sangría financiera. Antes de que se volviera inútil militarmente de todos modos. El segundo muelle, que debía partir de la torre de Archirondel y cerrar la bahía, nunca se construyó. El rompeolas de Santa Catalina se completó en 1855, pero resultó inadecuado para los buques de guerra. Iba a ser el mayor puerto del lado sur del Canal de la Mancha después de Le Havre.

Rodeada de verdes colinas y rodeada de acantilados, Grève de Lecq es una pequeña y acogedora playa situada entre Saint-Ouen y Sainte-Marie, en el suroeste de la isla. Es un lugar perfecto para pasar un día de baño con la familia, los enamorados o los amigos. Convenientemente, hay algunas opciones de restaurantes, en temporada alta, por encima de la playa. Ideal para una bebida, un helado o un almuerzo rápido sobre la marcha. En resumen, un lugar de ensueño para holgazanear Nos encanta.

En la hondonada de la bahía se encuentra el islote de Guerdain, coronado por una torre, conocida como la "tumba de Janvrin". Philippe Janvrin, marinero de Saint-Brelade, se acercaba a la costa cuando la peste se desató a bordo de su barco. Las autoridades decidieron poner el barco en cuarentena en alta mar. Cuando murió, fue enterrado en este islote. El promontorio de Portelet también es una reserva natural. Además de la magnífica naturaleza, es un sitio arqueológico. Las excavaciones han descubierto restos de neandertales, mamuts y rinocerontes.

El Jersey Wetland Centre tiene vistas a un hermoso santuario de aves, el estanque de St Ouen, protegido desde 1975. Se trata de un centro de naturaleza y un centro de interpretación donde se pueden observar las aves en su entorno natural e incluso anidar. Además de los numerosos puestos de observación (nada menos que 16 ventanas), el centro ofrece numerosos paneles explicativos y una exposición para explicar las diferentes especies y humedales. Le esperan aguiluchos y otras aves zancudas