Restaurantes cocina del mundo Panajachel

Inaugurado en 1992, este encantador restaurante está situado en un magnífico jardín frondoso, como un pequeño remanso de paz. Aquí, la sensación de estar aislado del resto de la ciudad es completa: la comida es arrullada por el piar de los pájaros. Tan bueno por la mañana como para comer, esta excelente dirección es frecuentada por la mayoría de las familias guatemaltecas. Mención especial merecen el delicioso yogur natural casero y la tortilla de queso gourmet. En general, los platos son abundantes y sabrosos, desde la sopa de pollo hasta el tofu a la parmesana.

Para los amantes de la carne a la parrilla, este restaurante propone una gran variedad de parrilladas, como saben preparar los Uruguayos (para aquellos que conocen la reputación de este país en materia de filetes…).

Si los amantes de la genuina cocina japonesa se desvían a San Marcos para comer en el restaurante Allala, los visitantes de paso en busca de sabores asiáticos quedarán satisfechos con esta dirección. Acogida encantadora, música discreta, bonita sala trasera con vistas a la cocina: se trata de un pequeño y buen establecimiento que ofrece clásicos como sopa de miso, maki, ramen, gyoza, tempura, udon y teriyaki. Recomendamos especialmente el poke de atún, absolutamente delicioso, aunque el sashimi deja que desear.

Es difícil imaginar que el chef no sea italiano, pero es guatemalteco. Tras pasar casi veinte años en el extranjero y trabajar en un restaurante de cinco estrellas, se hizo cargo de este pequeño restaurante a finales de la década de 2000. Prepara una deliciosa cocina servida con refinamiento. Entre los platos estrella figuran el atún y el salmón con almendras y limón, así como las carnes. También hay pizzas y deliciosas pastas, como la de cuatro quesos y almejas. La promesa de una excelente cena.

Este acogedor restaurante destaca especialmente por su decoración: todas las mesas están adornadas con hermosos manteles tejidos, mientras que las sillas están vestidas con huipiles y las paredes están decoradas con instrumentos musicales tradicionales. Además de servir un excelente pepián y sabrosas carnes a la brasa, el restaurante organiza cenas culturales en las que se aprende sobre las tradiciones mayas y el funcionamiento de la marimba. En algunas noches, el pequeño escenario acoge conciertos.

Este restaurante abrió sus puertas a finales de los años 70 y es una institución para los lugareños. El amable personal prepara una buena y abundante comida casera, centrada en el pollo, que se sirve frito, en jocón, pepián, a la milanesa o al curry. También en el menú: bistec, milanesa de ternera, filet mignon, cerdo ahumado, espaguetis al pesto y un plato de verduras, entre otros. Por la noche, la pequeña cantina cobra vida y su mesa de ping-pong es tomada por los lugareños y algunos turistas. Una bonita y auténtica dirección