shutterstock_141449347.jpg
shutterstock_334545542.jpg

Parques nacionales y biodiversidad

Kenia tiene una gran diversidad de entornos naturales. Entre las 35 reservas naturales y 26 parques nacionales, podemos mencionar:
Parque

Nacional del Monte Ken

ia

: clasificado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, protege el Monte Kenia y sus bosques. Es un antiguo volcán que alberga una biodiversidad excepcional.

Parques Nacionales del Lago Turkana

(Parque Nacional de Sibiloi, Parque Nacional de la Isla Central, Parque Nacional de la Isla Sur): albergan los ecosistemas del salado Lago Turkana, hábitat de aves migratorias y lugar de cría de muchas especies.

Parque Nacional de Amboseli

: clasificado como reserva de la biosfera por la UNESCO, alberga a parte de la comunidad massai. Es uno de los parques más famosos del país, tanto por su megafauna como por su vista del Kilimanjaro. Hay oportunidades de voluntariado y ecoturismo.

Parques Nacionales de Tsavo West y Tsavo East

: los mayores parques nacionales del país, las dos entidades están separadas por infraestructuras de transporte. Protegen una gran variedad de entornos naturales (humedales en Tsavo Oeste, incluidos los manantiales de Mzima, y tierras secas en Tsavo Este).

ParqueNacional del Lago Nakuru

: protege el lago del mismo nombre donde se pueden ver muchas aves, incluidos los flamencos.

Parque Nacional de Maasai Mara

(Reserva Nacional de Maasai Mara): contiguo al Parque Nacional del Serengeti (Tanzania), es famoso por su megafauna (incluidos los "cinco grandes"), y por la "Gran Migración".

ParqueNacional de Nairobi

: aunque se ve afectado por su proximidad a la capital, alberga una gran variedad de especies que se pueden observar. La biodiversidad del país se ve amenazada principalmente por la fragmentación y destrucción de los entornos naturales (construcción de infraestructuras), el uso de pesticidas y la caza furtiva. Esto último está relacionado con la existencia de una demanda -principalmente de fuera de África- de marfil, cuernos de rinoceronte y tráfico de especies vivas. El cambio climático y la pandemia de COVID-19 han exacerbado las situaciones de conflicto entre el hombre y la fauna. Las repetidas sequías hacen que los animales abandonen los parques y se acerquen a los pueblos. La crisis del sector hortícola keniano, ligada a la crisis sanitaria, ha llevado a muchos desempleados a dedicarse a la pesca ilegal dentro de las zonas protegidas.

Enfoques virtuosos de la gestión de residuos

La falta de gestión de residuos es una fuente de problemas medioambientales y sanitarios. Los residuos se acumulan en la naturaleza -pero también en los cuerpos del ganado, según estudios realizados en mataderos- o acaban quemados en vertederos. En 2017, Kenia abordó la reducción de las fuentes de plástico. El país prohibió las bolsas de plástico de un solo uso (venta, importación y uso). Esta medida, combinada con fuertes sanciones por incumplimiento (penas de prisión, multas), ha demostrado ser un elemento disuasorio suficiente. Sin embargo, sigue existiendo el problema de la sustitución de estas bolsas, en parte por bolsas de plástico reutilizables importadas y más baratas que otros envases locales (bolsas de fibra de sisal). La falta de instalaciones de recogida y tratamiento de residuos también sigue siendo un problema. Sin embargo, el ingenio de los habitantes florece, como lo demuestra una empresa creada por una keniana, cuyo objetivo es recoger y utilizar el plástico en la fabricación de pavimentos. En otra iniciativa, los propietarios de restaurantes reutilizan el biogás procedente de la fermentación del compost y los excrementos humanos para producir energía. Se trata de un enfoque de economía circular que proporciona una solución a la falta de saneamiento y sus consecuencias para la salud, y constituye una alternativa de producción de energía.

Preservar los recursos hídricos

Los monocultivos intensivos (té, arroz, flores) requieren el uso de plaguicidas, que contribuyen a la contaminación de lagos y ríos, entornos ya afectados por la falta de instalaciones de saneamiento. El riego de flores y el ganado representan más del 70% del consumo de agua del país. Para satisfacer estas necesidades, el país ha creado embalses artificiales. El cambio climático está exacerbando las sequías y, con el riesgo de escasez de agua, aumenta el espectro de la inseguridad alimentaria. En particular, las sequías de 2015, 2017 y 2019 han aumentado el estrés hídrico del país y han causado importantes pérdidas en el ganado.

Enfrentarse al cambio climático

Kenia es uno de los países más vulnerables al cambio climático, a pesar de ser un país poco emisor de gases de efecto invernadero. A nivel local, el calentamiento global está provocando una mayor frecuencia e intensidad de los fenómenos extremos (inundaciones, sequías), que afectan principalmente a las poblaciones más pobres del país. Los productos exportados también se ven amenazados: ya estamos asistiendo a un descenso del rendimiento del té, que podría, según algunos estudios, reducirse a la mitad de aquí a 2050. En 2018, las inundaciones causaron la muerte de un centenar de personas y forzaron el desplazamiento de casi 300.000 personas en un país que ya había sufrido una sequía varios meses antes. La situación, que ha provocado una caída de los rendimientos y de la inflación, también habría provocado brotes de violencia en el país. Para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, el país ha puesto en marcha una estrategia para desarrollar la eficiencia energética y las energías renovables (solar, geotérmica). La adaptación al clima ya se está aplicando sobre el terreno, donde los habitantes han puesto en marcha soluciones de baja tecnología. Algunos ejemplos son la central hidroeléctrica de Mihuti, hecha con piezas de bicicletas y ciclomotores, y la plantación de árboles frutales. También se están aplicando soluciones de alta tecnología, como las motobombas para el riego por goteo o la instalación de hornos de bajo consumo, todo ello financiado por el PNUD.