Los mejores restaurantes vegetarianos Nepal

Este pequeño restaurante de ensaladas, cocina verde y platos sanos está situado en el corazón de Thamel, en la^3ª planta de un pequeño centro comercial invisible desde la calle. Es un pequeño y refrescante remanso de verdor, con plantas verdes del suelo al techo, y mesas frescas al aire libre pero a la sombra en una terraza cubierta. La ensalada Forest (col rizada, lechuga, brécol, aguacate, uvas, pera, espinacas, cebolla roja y una salsa de limón con arándanos, sésamo y pipas de girasol) es deliciosa, al igual que los pequeños bocadillos de pollo con sésamo y la limonada casera.

En el barrio de moda de Jhamsikhel, Annamaya sólo lo conocen los iniciados por su discreción. Situado en la última planta de un edificio, el local está iluminado por ventanales que dan a su amplia terraza. La gente viene aquí desde el desayuno hasta la merienda para comer platos sanos al estilo nepalí y beber sofisticados zumos de frutas. Aquí se puede degustar una cocina creativa inspirada en los inconfundibles sabores locales incorporados a platos continentales, como cuencos de verduras cocidas variadas y pollo al sésamo.

Este restaurante turístico hippie chic de deliciosa cocina levantina orgánica, vegana y vegetariana, que existe en Katmandú, ha abierto una mesa aquí en Lakeside, con vistas al lago. Se pueden degustar deliciosos platitos de sabores picantes: humus, falafels, shakshuka, cuencos o un plato de antipasti, en una decoración oriental colorista y bohemia. Grandes frescos psicodélicos adornan las paredes. Sentado con las piernas cruzadas sobre gruesos cojines frente a grandes mesas bajas de madera, se puede cenar por la noche a la tenue luz de una vela.

¡Atención vegetarianos y veganos! He aquí una dirección que piensa en vosotros. En este restaurante, cuyas paredes están decoradas con frescos dibujados a bombo y platillo, se pueden degustar especialidades de todo el mundo: asiáticas, himalayas, italianas, orientales e incluso turcas. Las comidas se sirven sentados en cojines y alrededor de mesas bajas. El ambiente es relajado y el servicio esmerado. Es un lugar de moda donde a veces se organizan jam sessions, y donde no necesariamente se encontrará con muchos nepaleses (o al menos sólo con la juventud dorada).

Es fácil de reconocer por su bicicleta verde que sostiene las macetas y su bonito jardín donde se colocan las mesas. Sin duda, es el lugar ideal para disfrutar de una buena crêpe, ¡como en Bretaña! Hari conoce bien Francia, que ha visitado varias veces, y se ha apasionado por los crêpes. Los platos son contundentes y se preparan con productos frescos. Mención especial merecen los crepes de trigo sarraceno, pero también otros platos franceses: ratatouille y croque-monsieur (con bechamel casera).