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Una tasa de natalidad en constante descenso

En diez años, el número de nacimientos ha caído un 30% en España, según un informe del INE (Instituto Nacional de Estadística) publicado en la primavera de 2019. Las mujeres tendrán una media de 1,27 hijos en 2022, frente a los 1,44 de hace diez años. Esto se tradujo en 342.000 nacimientos en 2020, la cifra más baja desde 2002. Otra de las conclusiones de este estudio es que el descenso del número de hijos por mujer va acompañado de una disminución de la edad media de los partos. Ahora tiene 31 años, frente a los 29,3 de hace diez años. Y lo que es aún más sorprendente, el estudio indica que casi el 63% de las madres tienen cuarenta años o más. Estas tendencias también se observan en la región catalana según las cifras publicadas por el Idescat (Instituto de Estadística de Cataluña) en 2021: 1,21 hijos por mujer en 2020 (la cifra más baja en veinte años) y la edad media de las mujeres en el primer parto es incluso ligeramente superior a la de España (32,4 años en Cataluña frente a 32,3 en España en 2020). Para muchos analistas, esta crisis demográfica coincide con la crisis económica que atraviesa España desde hace unos diez años. Aunque las cifras se han recuperado a nivel macroeconómico desde 2013, año oficial en el que el país salió de la crisis, esta mejora no se ha reflejado necesariamente en los bolsillos de los ciudadanos, y todavía hay cierta preocupación en la mente de la gente. Al ser encuestadas sobre este tema, la mitad de las mujeres en edad fértil querrían tener dos hijos, pero no se atreven a dar el paso, alegando la precariedad de las condiciones laborales, la rigidez de los horarios y la falta de ayudas para el cuidado de los niños. En España, el 63% de los niños menores de tres años no van a la escuela por falta de guarderías. Al reducir el número de emigrantes, la crisis económica también ha frenado la contribución habitual de estas poblaciones al crecimiento demográfico. Por último, otro factor explica este descenso de los nacimientos: la salida cada vez más tardía de los jóvenes, que abandonan el hogar unos diez años más tarde que en los países nórdicos. También hay razones económicas para ello, como el tiempo que se tarda en encontrar un trabajo estable y el aumento del coste del alquiler. Como esta baja tasa de fecundidad va acompañada de una esperanza de vida en constante aumento, es comprensible que el incremento de la proporción de personas mayores en España sea cada vez más importante y preocupante, sobre todo en lo que respecta a la financiación de las pensiones. Se calcula que en 2050 los mayores de 65 años representarán más del 30% de la población y que el número de mayores de 80 años superará los 4 millones. En un informe enviado a Bruselas, el Gobierno español calcula que en 2050 habrá 6 pensionistas por cada 10 trabajadores, frente a los 3 actuales, y cifra el coste de las pensiones en 300.000 millones de euros para esa fecha, frente a los 140.000 millones actuales.

La generación de mileuristas

En Cataluña, los jóvenes viven cada vez más con sus padres, como en el resto de España. Se ha hablado de la generación de mileuristas (personas que empiezan su carrera con un sueldo medio mensual de 1.000 euros) y cuyo acceso a la vivienda es cada vez más difícil, sobre todo porque los precios aquí han subido más rápido que en el resto de España. Esto ha dado lugar al movimiento #nimileuristas, que desde 2011 se ha dado a conocer a través de las concentraciones de indignados, en Barcelona y Valencia especialmente. Como consecuencia lógica, los jóvenes españoles se casan cada vez más tarde: en torno a los 30 años para las mujeres y a los 33 para los hombres. Y algunos cuarentones, como en Francia, vuelven a vivir con sus padres. La edad media de las mujeres que tienen su primer hijo es de unos 30 años. Cuando una mujer se casa, conserva su apellido de soltera, al que añade el de su marido. Al nacer, el niño debe llevar los dos nombres del padre y de la madre (el niño toma el nombre del padre y el primero de la madre).

Una estructura familiar cambiante

La época postfranquista ya supuso una gran revolución política y cultural al apartar a las mujeres de las tres C a las que estaban destinadas: cocina, chiquillos y cura. Sin embargo, la estructura familiar española ha sufrido otros cambios profundos en la última década, sobre todo por la evolución del papel de la mujer. Algunas cifras nos ayudan a comprender el panorama actual. El matrimonio sigue disminuyendo de forma constante: - 5,7% en 2018 respecto a 2017 (y, excepcionalmente por la pandemia, -46% en 2020 respecto a 2019). Pero otra tendencia profunda marca esta institución, el descenso regular de los matrimonios por la iglesia, superados por los matrimonios civiles desde 2009. La edad media de los matrimonios sigue aumentando: más de 38 años para los hombres y más de 35 para las mujeres. Y el 50% de los niños nacen fuera del matrimonio. En cuanto a los divorcios, afectan a 1 de cada 2 matrimonios (2 de cada 3 en Cataluña). Aunque la presencia de la mujer en el mercado laboral ha avanzado en 2021 con una tasa de empleo del 23,73% (frente al 52,01% de 2009 - Fuente: Statista), España sigue siendo el segundo país europeo en tasa de paro femenino (16,7% en 2021) cuando la media europea es del 7,4%. Ocupan los puestos de trabajo más precarios y se calcula que, incluso con la misma cualificación, cobran trece euros menos de media por hora. Y en 2018, solo el 27% de las empresas españolas tenía una mujer en un puesto directivo, según un estudio de Grant Thornton. En el plano político, cabe destacar que las elecciones municipales de 2015 llevaron a dos mujeres al frente de las dos principales ciudades de España, Manuela Carmena en Madrid y Ada Colau en Barcelona, y que el Gobierno de Pedro Sánchez envió una fuerte señal al incluir más mujeres que hombres (11 frente a 6). Por desgracia, al mismo tiempo, España ha sufrido muchos asesinatos de mujeres: 1.055 desde que se empezaron a contabilizar en 2003, según el último estudio publicado en junio de 2020 por el Observatorio de la Violencia Doméstica. Por ello, el Día de la Mujer del 8 de marzo de 2018 estuvo marcado por manifestaciones sin precedentes en toda España. Una jornada que pretendía ser el día de los derechos de la mujer, pero que también fue la ocasión de la primera huelga feminista. Este enfado volvió a manifestarse en abril de 2018 tras la decisión del tribunal de Pamplona, considerada laxa, de no acusar de violación sino de abuso de debilidad en el juicio a cinco andaluces, tras la agresión a una joven en las fiestas de Pamplona. Para combatir la violencia contra las mujeres, España adoptó en 2017 un plan de 1.000 millones de euros en 5 años (200 millones por año) y, a pesar de algunos retrasos, ya se han destinado 400 millones a este ámbito desde 2017, aunque su uso y el reparto de los fondos sigue careciendo de transparencia, según el Tribunal de Cuentas español.

A la vanguardia del matrimonio entre personas del mismo sexo

Bajo el lema "la familia sí importa", y a convocatoria del Foro Español de la Familia, unas 180.000 personas se manifestaron en Madrid en junio de 2005 para protestar contra la inminente aprobación de la ley que autoriza el matrimonio homosexual. A la manifestación asistieron también una veintena de obispos y una delegación del PP, pero sin su líder Mariano Rajoy ni el presidente de la Conferencia Episcopal Española. Esto no impidió la aprobación de la ley sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo en julio de 2005. "Un pequeño cambio en el texto que supone un enorme cambio en la vida de miles de nuestros compatriotas", subrayó José Luis Zapatero, jefe del Gobierno. España se convirtió entonces en el cuarto país del mundo en adoptar este tipo de leyes, tras Holanda, Bélgica y Canadá, pero el primero en cuanto a la posibilidad de adoptar, que también se incluyó en la ley. Un año antes, la ley había sido aprobada por el 66% de los españoles encuestados por el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), aunque la posibilidad de aprobarla recibió algo menos del 50% de los votos. El primer matrimonio entre dos mujeres del mismo sexo se celebró en Barcelona y en los primeros seis meses tras la aprobación de la ley, se registraron 276 matrimonios entre personas del mismo sexo en Cataluña, es decir, uno cada día y el 21% de los matrimonios entre personas del mismo sexo celebrados en España, según el Idescat. Otra cifra significativa es la Marcha del Orgullo MADO (Madrid Orgullo) que se celebra en Madrid en julio, y que es una de las mayores de Europa, acogiendo regularmente a más de un millón de personas (casi 200.000 en Barcelona).

Uno de los destinos más populares para los estudiantes Erasmus

La alta descentralización y la importancia de la enseñanza privada confesional son las dos principales características del sistema escolar español. Se basa en tres estratos: educación preescolar, educación escolar y educación universitaria. En consonancia con el Espacio Europeo de Educación Superior, desde 2007 el sistema de educación superior español se compone de tres niveles, grado, máster y doctorado. Como en el resto de España, la comunidad es responsable de la educación hasta la enseñanza superior. Esto último es responsabilidad del Estado. Aunque se fomenta y dura tres años, la educación infantil no es obligatoria. La educación primaria se desarrolla en seis años y la secundaria en cuatro. Por último, hay dos años de Batxillerat. La formación universitaria se divide en cuatro años de Grau, un año de Máster y un año de Doctorado. Cataluña cuenta con quince centros de enseñanza superior: doce universidades (siete públicas y cinco privadas, tres de ellas católicas). El Estatuto de Autonomía reconoce la libertad de elección en materia lingüística de profesores y alumnos de la enseñanza superior. Esto se refleja en la diferente importancia de la enseñanza en catalán en las distintas universidades. Sin embargo, en la educación secundaria, la enseñanza es en catalán, con tres horas semanales de español y otras tres de una lengua extranjera, generalmente inglés. Entre 1999 y 2015, casi 65.000 estudiantes del programa Erasmus llegaron a Cataluña. Los estudiantes italianos están a la cabeza (más del 23%), seguidos casi a partes iguales por los alemanes (14,67%) y los franceses (14,64%). Sólo estas tres nacionalidades representan más de la mitad de los estudiantes Erasmus en Cataluña. Al mismo tiempo, más de 59.000 estudiantes catalanes fueron a otras universidades europeas. Si España es un país favorecido por los estudiantes Erasmus, Barcelona es por supuesto una de las ciudades que más estudiantes Erasmus recibe, al igual que Madrid, Valencia, Granada y Salamanca. Entre las universidades preferidas por los estudiantes extranjeros, la Universidad Politécnica de Cataluña encabeza la lista, con una posición número siete entre los diez destinos más buscados.