La isla de Batz es una de las islas Ponant. Este último es el nombre de una asociación creada en 1971 para agrupar a quince islas francesas de las costas atlántica y del Canal de la Mancha. Menos conocida que las otras islas del Finisterre (Ouessant, Molène y Sein), Batz ha sabido conservar su originalidad. Una vez cruzado el brazo de mar que la separa de Roscoff, se descubre un lugar con cierto encanto. Alberga una quincena de granjas con 170 hectáreas de tierras cultivables divididas en numerosas parcelas. La pesca sigue siendo una parte importante de la economía de la isla, con más de veinte marineros profesionales que trabajan en barcos de red, de arrastre y de algas. Desde la década de 2000, el turismo desempeña un papel cada vez más importante en la vida de la isla, gracias sobre todo a las numerosas atracciones que ofrece Batz. El suave microclima de la isla ha dado lugar a una vegetación asombrosa. La isla se puede circunnavegar en menos de 4 horas, tiempo suficiente para explorar todos sus rincones. Descubrirá antiguas casas de piedra, un faro, un jardín exótico, originales paisajes rocosos y, como suele ocurrir en las islas, una sensación de estar fuera del tiempo. La isla también cuenta con playas donde los menos propensos al frío pueden disfrutar de un tonificante y estimulante chapuzón en el mar. Por último, pero no por ello menos importante, hay tiendas y alojamientos para que su estancia sea lo más agradable posible. Antes de zarpar, no deje de consultar el sitio web de la isla, que ofrece abundante información útil y actualizada (www.iledebatz.com).

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