Las minúsculas reservas de Haroni y Rusitu, a 60 km de Chipinge, eran las únicas verdaderas selvas tropicales de Zimbabue, junto con Chirinda. De difícil acceso y muy poco frecuentadas por los turistas, eran un paraíso para los observadores de aves que acudían a intentar ver algunas especies únicas en el mundo (alcaudón real, papamoscas de Vanga, paloma azul, etc.). Mientras que los mamíferos (aparte de los roedores) son más bien escasos, las aves proliferan y el bosque resuena con sus cantos. El tiempo y las crisis económicas han hecho mella en gran parte de estas dos reservas, donde los árboles han sido talados en su mayor parte a pesar de los esfuerzos de Zimparks y las ONG locales. Aunque las aves siguen presentes, son mucho menos numerosas que antes. Las reservas forestales de Haroni y Rusitu sólo son accesibles en 4x4 y están muy mal señalizadas. Si consigue la información que necesita, dedique un día entero al viaje, ya que la carretera en sí bien merece el esfuerzo. Las pistas recorren la parte sur de la cordillera Chimanimani y atraviesan valles extremadamente verdes sembrados de plátanos, mangos y papayas. Sus habitantes, poco acostumbrados a los extranjeros, son extremadamente sonrientes y curiosos. La excursión merece la pena por la oportunidad de conocer a las gentes del Zimbabue más profundo, así como por el descubrimiento de la exuberante vegetación y el paisaje montañoso.

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