Situado en la Sierra Madre y rodeado por 14 municipios, el lago de Amatitlán tiene una superficie de 15,2 km². Es uno de los recursos naturales más importantes del sistema hidrológico del país, generando casi el 11% de la energía del país. En términos prácticos, consiste en dos cuerpos de agua conectados por un pequeño canal, construido para permitir el paso de las líneas ferroviarias. El acceso al lago se realiza principalmente a través del pueblo del mismo nombre, situado en su extremo norte, a unos treinta kilómetros de Antigua y Ciudad de Guatemala. El lago de Amatitlán es principalmente un destino de vacaciones para los residentes adinerados de Ciudad de Guatemala, que construyeron casas de lujo en sus orillas en los años cincuenta y sesenta.Sin embargo, salvo el 3 de mayo, durante la Santa Cruz de Amatitlán -una procesión acuática religiosa única en el país-, no tiene mucho sentido visitar el lago en sí. La razón es la extrema contaminación de la parte noroeste del lago, que recibe los residuos -principalmente industriales- de la capital. Al sur, en cambio, florecen proyectos de desarrollo turístico en los alrededores, como las fincas El Barretal, El Amate y La Escondida. Además de la producción de café, estos parques, con vistas a veces impresionantes de los volcanes y la campiña circundante, se están diversificando para ofrecer una serie de actividades turísticas, como el descenso en rappel por la pared rocosa de una cascada, la observación de aves y la acampada.

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