Sitios arqueológicos artesanales científicos y técnicos para visitar Wieliczka

El yacimiento de sal gema de Wieliczka-Bochnia existe desde el siglo XIII. La extracción del "oro blanco", un bloque de sal que valía la cosecha de varios años de un latifundio, era una de las principales fuentes de riqueza de los reyes polacos, permitiendo, entre otras cosas, la construcción de la Universidad Jagellónica. Una escalera de madera le llevará a una profundidad de 64 metros. Sólo se pueden visitar los tres primeros niveles, entre 64 y 135 metros de profundidad. Un tramo de unos 3 kilómetros permite recorrer los distintos túneles que conectan las salas. Esculturas, bajorrelieves, lagos de sal artificiales y pozos esperan al visitante. La parte no visitada de la mina, enteramente subterránea, es mucho mayor y se extiende en 9 niveles para un total de 300 kilómetros de galerías, la más profunda de las cuales alcanza los 327 metros.

La visita permite ver lagos subterráneos, galerías y, sobre todo, una capilla tallada en la sal, la de la bendita Kinga (Kaplica Blogoslawionej Kingi), cuya leyenda se le contará. Las galerías que se pueden visitar fueron perforadas a mano entre los siglos XVII y XIX. Durante la visita, pasará por varias salas temáticas: Nicolás Copérnico, la Cueva de los Enanos, leyendas y capillas decoradas con estatuas talladas a mano. La capilla de Santa Kinga, patrona de los mineros, es sin duda el punto culminante de la visita. Excavada entre 1895 y 1927, esta increíble catedral subterránea, de 54 metros de largo y 12 de alto, está adornada con lámparas de cristal de sal y numerosos bajorrelieves y altares esculpidos. La delicadeza de las tallas es notable. Esta increíble obra requirió la extracción de 20.000 toneladas de bloques de sal. Su excepcional acústica permite la organización de conciertos. Conocida por su microclima, la mina cuenta con un sanatorio para tratar las enfermedades respiratorias, situado a 211 metros de profundidad.

Además de la visita clásica, existe la "visita minera", una auténtica expedición en la que los visitantes, acompañados por un guía y vestidos y equipados como mineros, descienden a la mina por el pozo Regis, el más antiguo de los existentes.

La visita es agotadora y no se disfruta mucho, apretado entre dos grupos en un pequeño túnel durante 3 horas. Para vivir una experiencia realmente auténtica, acuda a la misa en la capilla principal todos los domingos.